Franco Colapinto, la sensación argentina en la F1 que admira a Maradona y quiere la estafeta de Fangio

Franco Alejandro Colapinto nació el 27 de mayo de 2003 en Pilar, Argentina, tan solo cuatro días antes de que Juan Pablo Montoya triunfara en el Gran Premio de Mónaco a unos 11 mil kilómetros de distancia, en Montecarlo. Desde entonces, solo dos pilotos hispanoamericanos han vuelto a ganar carreras en Fórmula 1: Pastor Maldonado en

Continue Reading →



Foto: Reuters

Franco Alejandro Colapinto nació el 27 de mayo de 2003 en Pilar, Argentina, tan solo cuatro días antes de que Juan Pablo Montoya triunfara en el Gran Premio de Mónaco a unos 11 mil kilómetros de distancia, en Montecarlo. Desde entonces, solo dos pilotos hispanoamericanos han vuelto a ganar carreras en Fórmula 1: Pastor Maldonado en 2012 y Checo Pérez seis veces más. Luego de tres carreras con Williams, aquel chico que creció siendo fanático de Boca Juniors pero le sedujo más la historia de Juan Manuel Fangio, tiene vuelto de cabeza a su país a la espera de ser uno más en la lista de legendarios pilotos de Latinoamérica.

LEE ADEMÁS: ¿Y el GP de México? Checo Pérez confirmó cuándo mejorará el rendimiento de su auto

Pero el meteórico ascenso del argentino en la máxima categoría del automovilismo mundial no es obra de la casualidad. De hecho, el principal artífice de la historia más cautivadora de las pistas en la actualidad es nada menos que su padre, Aníbal, quien fuera un profesional del motociclismo en la modalidad de Speedway y en Turismo Nacional de su país. Desde niño le inculcó el amor por el rugido de los motores y con 9 años ya corría en el karting.

Franco era una realidad, pero todo sueño conlleva un fuerte sacrificio para poder materializarse. Por ello, para poder costear los gastos que conllevaban su padre vendió su casa para financiar la carrera de su hijo en Europa. Un acto de amor y sacrificio que marcó un antes y un después en la vida de la sensación del Gran Circo.

Colapinto creció escuchando las leyendas de Fangio y Ayrton Senna. Precisamente la leyenda brasileña que perdió la vida en la curva de Tamburello en San Marino, se convirtió en uno de los ídolos para el pliarense, a pesar de haber nacido más de una década después de la trágica muerte del de Sao Paulo, Brasil. También supo valorar más a Diego Armando Maradona por su misticismo casi religioso en su país, con todo y que nació en los tiempos de Lionel Messi. Pero ninguno como Fangio, porque si algo ha aprendido Franco, es el valor de lo simbólico.

“Más que nada Ayrton Senna, fue un poco con el que crecí. Él y Juan Manuel Fangio. Por ellos me metí en el mundo del automovilismo. Juan María Traverso es uno de mis ídolos. Y hay varios otros que son un poquito ídolos, pero ellos son los que me representan”, confesó en una entrevista con el diario argentino Olé.

Durante su etapa en la Fórmula 2 el auto de Colapinto lució el número 12 en honor a la hinchada de Boca Juniors, conocida de esa forma gracias a que su aguante los convierte prácticamente en un jugador más en el campo. Sin embargo, Franco siempre tuvo claro que su destino era al volante, más allá de su afición por el equipo más famoso de su natal país.

La llegada de Franco Colapinto a Williams Racing marcó un hito en el automovilismo latinoamericano, a medida que nuevos patrocinadores y talentos transforman la dinámica global de un deporte en el que hasta hace poco tiempo, solo contaba con Checo Pérez como representante de esta zona del continente que habla español. La F1 es naturalmente un deporte de gran tradición europea, pero con la llegada de Franco a Williams, la atención se centra en Argentina, una nación con una larga tradición en las pistas, pero con una presencia discreta en las últimas décadas.

Gastón Mazzacane fue el último conductor albiceleste en competir en la categoría reina del deporte motor, en el año 2001. Mazzacane participó en 21 Grandes Premios entre el 2000 y 2001, en los equipos Minardi y Prost. Su mejor resultado fue el octavo puesto en Nürburgring en el año 2000, mientras que el último rioplatense que había cosechado unidades fue Carlos Alberto Reutemann, quien terminó segundo en Kyalami, en Sudáfrica, el sábado 23 de enero de 1982, curiosamente, también abordo de un Williams.

De esta manera, tuvieron que pasar 42 años, siete meses, y 21 días para que otro argentino volviera a sumar en Fórmula 1, tras aquel logró de Reutemann y lo hecho por Colapinto apenas en su segunda carrera en F1 cuando sumó cuatro puntos en Bakú el pasado 15 de septiembre. Colapinto es el argentino número 43 en la máxima categoría y es la gran apuesta entre sus compatriotas para terminar con un ayuno que data desde hace 67 años sin un campeón mundial, cuando en 1957 lo hiciera por quinta vez ‘El Chueco’ Fangio.