Futbol sin pasaporte, ni prejuicios

20, diciembre 2022

Por lo menos para un servidor, la pasión por el deporte y en especial el futbol, no conoce ni acta de nacimiento ni pasaporte.

No antepongo a un gusto o un elogio, el tema de país o lugar de nacimiento. Mil disculpas al respecto, si molesto a alguien.

Disfruté muchísimo el triunfo en la Copa del mundo del jugador que dentro del campo más emoción me produce. Al deportista capaz de transportarme durante 90 minutos o más como en este caso, a aquella etapa de niño o adolescente cuando gran parte de mi tiempo transcurría tras un balón y soñaba con jugar profesionalmente.

Desde mi pasión por el juego y la pelota, Lionel Messi es capaz de generarme esa sensación.

Argentina además es un país conocido por un servidor. Cuenta con una de las ciudades capitales más bellas del continente. Vaya que Buenos Aires, lo es. Tengo amigos con los que suelo hablar, escribir y compartir emociones periodísticas o futboleras. No hay manera alguna, que su combinado nacional, pueda caerme mal.

Entiendo que, durante la justa Qatarí, se recibieron en México una serie de mensajes con doble intención. Maliciosos y sesgados, que fueron creando un ambiente hostil hacia el país sudamericano, desafortunadamente no solo en temas de futbol.

Información y contenidos, generadores de atención y “likes”, que sirvieron como argumentos protagónicos para quienes los emitieron y justificación para muchos re- ceptores, que encontraron en Argentina a su villano favorito.

Hoy día, es un buen ejercicio de popularidad, el tener conflicto o rival en puerta. Se practica con mucha frecuencia. En el país, hoy tres veces monarcas. Mundial, encontraron uno, muy útil.

Estoy seguro que desde lo futbolístico e incluso desde la empatía con el seleccionado campeón del mundo se vale discrepar, pero con argumentos y alejados de los prejuicios y clichés.

MUNDIAL “CHUECO.”

Hay un sector del periodismo que se refiere a un mundial arreglado y corrompido dentro del terreno de juego.

Si ellos, los periodistas que lo afirman o lo insinúan tienen pruebas, sería interesante que las dieran a conocer. Sería muy sano ver a un Infantino, culpable, esposa- do y llevado a juicio.

Pero lo grave de saberlo y no actuar más allá de la “crítica”, es haber participado de un evento corrompido y en muchos de los casos haber viajado miles de kilóme- tros hasta el país “autor intelectual” de un engaño de esa dimensión.

Ahora, si todo se limita a una sospecha burda o a un berrinche consecuencia de un resultado deportivo no deseado, la solución se limita a: No lo vean y listo. No parti- cipen.

Qatar fue una gran Copa del Mundo, que coronó con justicia al mejor equipo, quien ganó el partido más emo- cionante de este tipo en lo que llevamos de siglo y varias décadas atrás.

Lo demás, es como aquella frase, desafortunadamente tan de modo: Puro maldito ardor.

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