Garduño: el muro de Trump

Francisco Garduño, cercano a AMLO y titular del INM, lideró la contención migratoria, pero también enfrentó señalamientos de abusos y negligencia



Francisco Garduño no es un funcionario cualquiera: hombre de confianza de López Obrador, fundador de Morena y titular del Instituto Nacional de Migración (INM) desde 2019. Fue clave en la contención migratoria que exigió Trump. Fue el muro invisible que detuvo a miles de migrantes en el sur de México. Y también en una máquina de abusos y negligencia.

La noche del 27 de marzo de 2023, 67 migrantes estaban encerrados en una celda de la estación migratoria de Ciudad Juárez. No tenían agua ni comida. Las condiciones eran inhumanas. La desesperación los llevó a protestar y prender fuego a unas colchonetas.

Las llamas se propagaron en segundos. Los guardias no abrieron la puerta. No hubo extintores. No hubo bomberos. 40 migrantes murieron asfixiados y calcinados. Otros 27 quedaron gravemente heridos.

La FGR procesó a 11 personas, incluidos guardias privados y funcionarios del INM. A todos los acusó de homicidio y lesiones. Pero a Garduño solo le acusaron de un delito menor que apenas merece hasta siete años de cárcel.

El pasado 24 de enero, logró una suspensión condicional del proceso. Su castigo: ofrecer disculpas, tomar un curso de derechos humanos y supervisar estaciones migratorias cada tres meses. Si cumple durante 18 meses, su expediente se borra.

Para los familiares de las víctimas, es total impunidad. Para el gobierno, es un problema resuelto sin tocar a un operador que necesitan de regreso.

Mal necesario

Claudia Sheinbaum prometió remover a Garduño en diciembre de 2024. Pero hoy sigue en el cargo.

¿Por qué? Porque Donald Trump volvió a la Casa Blanca y su primera orden fue endurecer la política migratoria: reinstaló el programa Quédate en México, cerró la plataforma CBP One y amenazó con aranceles si el gobierno mexicano no frena el flujo migrante.

Estados Unidos quiere resultados, no explicaciones. Y Sheinbaum no puede darse el lujo de improvisar. Sergio Salomón Céspedes, quien fue anunciado como sucesor de Garduño, sigue en el limbo. No tiene experiencia en migración ni el respaldo del gabinete de seguridad.

Lamentablemente Garduño, con todo y su historial de negligencia y corrupción, tiene más experiencia que Salomón para manejar la maquinaria de contención migratoria. En 2019, fue el ejecutor del muro invisible que López Obrador levantó en el sur de México para frenar el paso de caravanas y evitar la furia de Trump.

Ahora, Sheinbaum necesita lo mismo: alguien que pueda calmar a la Casa Blanca, frenar el flujo migrante y evitar sanciones comerciales.

Garduño no se toca

El INM de Garduño acumula más de 5,000 denuncias ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. En sus estaciones migratorias han ocurrido decenas de motines e incendios en los últimos cinco años. Logró que la administración de López Obrador registrara la mayor cantidad de migrantes muertos en custodia del INM: 55 fallecidos frente a los 16 del sexenio de Peña Nieto.

El desorden dentro del INM ha sido documentado en múltiples reportes. Corrupción, extorsión, abuso sexual y connivencia con grupos criminales para secuestrar a migrantes están en la lista de irregularidades detectadas por gobiernos extranjeros.

Pero a Trump no le interesa la justicia, sino los resultados. Y en su momento, Garduño le dio resultados.

Por eso sigue ahí

Sheinbaum puede haber prometido cambios, pero los hechos hablan por sí solos: Garduño sigue en el cargo, sigue dando órdenes y sigue operando la política migratoria mexicana.

Porque el muro de Trump no es de concreto ni de acero. Es Garduño. Y Sheinbaum lo necesita más de lo que le incomoda.