PATRICIA RAMÍREZ
Foto: Cortesía UNAM
Cada familia mexicana destina al menos 40 mil 482 pesos al año en promedio para festejos, religiosas y cívicos y de ellos los más destacados son las fiestas decembrinas, según un estudio realizado por Francisco Javier Fonseca Corona, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El especialista advirtió que esta cifra es la mínima, pues muchas familias que celebran 15 años, bodas u otros eventos que pueden acontecer una sola vez en la vida, y esos gastos, de los cuales no hay registro, suelen ser enormes.
La investigación, publicada en The International Journal of Interdisciplinary Social and Community Studies, establece que hay un gasto recurrente en festejos, que se registra de forma periódica, como discotecas o centros nocturnos, o cargos comunales de mayordomos para festividades locales de santos patronos en pueblos y barrios, de aproximadamente 28 mil 470 pesos al año: y hay otro, de eventos que se celebran cada año (día de San Valentín, carnavales, día de la madre, fiestas patrias, etcétera), de 12 mil 12 pesos al año en promedio.
En un hogar típico urbano, donde la media de ingresos es de 221 mil 980 pesos al año, el gasto total de 40 mil 482 pesos en celebraciones representa, aproximadamente, 18.24 por ciento; es decir, aproximadamente la quinta parte.
El caso es más dramático en los hogares rurales, porque tienen un ingreso más bajo que, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), es de 120 mil 64 pesos promedio al año; si lo comparamos con el gasto en fiestas estaríamos hablando de poco más de un tercio del ingreso del hogar, alertó el experto.
“Hay que tomar en cuenta que, generalmente, las personas utilizan las festividades para obtener prestigio social; con frecuencia es la forma de proyectar el poder económico de la familia, la influencia y a veces hasta el poder político”, acotó.
Las ocasiones en las que más dinero gastan los mexicanos son Navidad, seguida de las fiestas patrias, los carnavales (que se llevan a cabo por varios días), y en menor medida, año nuevo.
Per además hay nuevas festividades impulsadas por las grandes cadenas comerciales.
“Siempre ha habido Día de Muertos, pero a partir de la grabación de una película extranjera se comenzó a hacer un desfile de catrinas en la Ciudad de México, y todo esto deja una derrama económica e ingresos para los comerciantes”, dijo.
Si lo que destinamos en fiestas se reasignara a cuestiones prioritarias como alimentación, salud o educación, se elevaría el nivel de vida de los mexicanos, refirió el investigador.
Sin embargo, reconoció, no podemos eliminarlas; “son parte de nuestra cultura, lo llevamos dentro”.
Pero lo que sí podemos es tratar de enseñar a la gente a encontrar un equilibrio entre la vida social y las finanzas personales y familiares.
Podemos festejar con base en un buen presupuesto, calculado de acuerdo con nuestros ingresos o capacidades financieras.
Tenemos todo el derecho a divertirnos; pero si eso genera un desequilibrio y gastamos por encima de lo que ganamos, vamos a terminar endeudados y eso perjudica nuestro futuro y el de nuestra familia.
¿Cuánto deberíamos gastar? Fonseca Corona recomendó utilizar la regla empírica llamada 50-20-30, sugerida por varios expertos en finanzas personales y familiares, que consiste en destinar 50 por ciento de nuestros ingresos a cubrir los gastos esenciales de la familia o persona; es decir, vivienda, alimentación, servicios públicos y transporte para el trabajo.
Un 20 por ciento a objetivos financieros, como ahorros (abrir una cuenta de banco, afores o simplemente llenar el “cochinito”), inversiones o pagos de deudas; y el restante 30 por ciento para el gasto flexible o gastos no esenciales, como las celebraciones.
Si no rebasamos ese porcentaje tendremos un buen equilibrio en nuestras finanzas.




