Venecia.- Guillermo del Toro sorprendió este viernes al aparecer al final de la proyección de un documental sobre su trayectoria en el Festival de Venecia. Durante su intervención, el cineasta mexicano defendió su cine, en el que combina belleza y horror, un reflejo de un mundo cada vez “más polarizado”.
“Vivimos en un mundo donde coexisten la belleza y el horror, donde todo parece blanco o negro, y esto demuestra que la imperfección se ha vuelto algo deseable”, afirmó Del Toro. Luego agregó, provocando risas entre los espectadores: “Podemos estar jodidos y crear arte. De hecho, debemos estar jodidos”.
“No ocupamos un puesto en la iglesia, no somos políticos… ¿por qué deberíamos ser perfectos?”, se preguntó Del Toro, mientras los asistentes a la proyección le pedían autógrafos y fotos, a lo que accedió con amabilidad.
El documental en cuestión, ‘Sangre del Toro’, dirigido por el francés Yves Montmayeur y presentado en la sección Venecia Classics, busca reflejar precisamente ese universo del cineasta. Montmayeur explicó antes de la proyección que el filme no sigue una estructura clásica y que incluye testimonios de Del Toro y de colaboradores cercanos, como el director artístico Eugenio Caballero.
El documental combina imágenes de la exposición ‘En casa con mis monstruos’, que se presentó en el Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara en 2019, con escenas de películas icónicas del director como Hellboy, El laberinto del fauno y The Shape of Water (La forma del agua).
Del Toro recorre algunas de las salas de la exposición, donde se exhiben cientos de objetos de su colección personal: figuras de monstruos, cámaras de cine y elementos de decoración de sus películas. Durante el recorrido, habla de su infancia en Guadalajara, del culto mexicano a la muerte —”por eso somos tan alegres”, asegura— y de cómo a los ocho años realizó su primera película con la cámara Súper 8 de su padre.
Aunque el documental no revela grandes novedades —su intención, según el realizador, era preservar el misterio que rodea a Del Toro—, permite adentrarse en la mente del cineasta más que en sus películas.
“Los laberintos son lugares donde te encuentras a ti mismo”, dice Del Toro para explicar su fascinación por estas estructuras, que siempre han marcado la narrativa de sus filmes. Reitera su admiración por Luis Buñuel y por la famosa escena de Un perro andaluz en la que una cuchilla corta un globo ocular. Confiesa que de niño le aterrorizaba la muerte, que sus padres lo dejaban a él y a su hermano en el cine desde las 10 de la mañana para pasar el día viendo películas de terror, y que su gusto por lo gótico proviene de la catedral de Guadalajara, construida en ese estilo.
El documental deja claro que México está profundamente presente en Del Toro: vivió allí hasta los 34 años y gran parte de su imaginario creativo surge de la cultura mexicana, con influencias de artistas como el muralista José Clemente Orozco.
Además, habla de su amor por Frankenstein, obra que considera la más importante de su vida, que ha adaptado al cine tras años de insistencia. La película será estrenada mañana en la competición oficial de Venecia, con Oscar Isaac y Jacob Elordi como protagonistas.

Guillermo del Toro | Reuters 


