Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, sostuvo que el gobierno de Claudia Sheinbaum emprendió una de las ofensivas más agresivas contra los cárteles en más de una década, al priorizar la coordinación diaria, el debilitamiento estructural de las organizaciones criminales y el fortalecimiento de las corporaciones de seguridad.
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En entrevista con The New York Times, el funcionario explicó que la conducción directa del gabinete de seguridad de la presidenta marcó una diferencia sustantiva frente a esquemas anteriores, al permitir decisiones inmediatas con base en el seguimiento puntual de los homicidios y otros delitos de alto impacto.
García Harfuch detalló que las reuniones iniciaron a las 6 de la mañana y se apoyaron en tableros de información que permitieron identificar variaciones delictivas y actuar de forma inmediata en municipios específicos, con instrucciones directas de la mandataria.
Aunque cifras oficiales reflejaron una disminución en homicidios y robos violentos, el secretario reconoció que la percepción de inseguridad no se modificó al mismo ritmo, fenómeno que ya había ocurrido durante su gestión al frente de la seguridad en Ciudad de México.
El funcionario afirmó que los resultados acumulados incluyeron más de 37 mil detenciones, el aseguramiento de alrededor de 300 toneladas de droga y la destrucción de mil 600 laboratorios clandestinos, lo que impactó de forma directa las finanzas de las organizaciones criminales.
Desde su perspectiva, el fortalecimiento de las instituciones de seguridad pasó por mejorar salarios, capacidades legales y condiciones de trabajo, línea que Sheinbaum impulsó tanto en la capital del país como a nivel federal mediante reformas que ampliaron facultades de investigación policial.
García Harfuch sostuvo que un estado de fuerza más reducido, pero mejor equipado y capacitado, ofreció mayores resultados que corporaciones amplias con bajos salarios y limitada preparación frente a grupos criminales con alta capacidad operativa.
Sobre la relación con Estados Unidos, explicó que el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca generó inquietudes iniciales, pero el gobierno mexicano presentó su método de trabajo y los resultados obtenidos, lo que permitió alinear prioridades bilaterales.
El secretario cuestionó la estrategia previa de concentrarse en la captura de un solo capo, al considerar que ese enfoque no modificó la estructura de las organizaciones criminales, por lo que la política actual apuntó a golpear de manera simultánea los distintos niveles de mando.
Ante las declaraciones de Trump sobre una posible acción directa contra los cárteles, García Harfuch descartó preocupación, al señalar que la cooperación produjo más decomisos, más detenciones y una reducción del flujo de fentanilo hacia Estados Unidos, según autoridades de ese país.
En cuanto a operaciones conjuntas, sostuvo que México priorizó el intercambio de inteligencia y consideró innecesaria la intervención directa de fuerzas extranjeras en territorio nacional, al estimar suficiente la cooperación informativa.
Durante la entrevista, una llamada de la presidenta evidenció que la extorsión se colocó como una prioridad inmediata en la agenda de seguridad, delito que Sheinbaum atendió de manera directa con empresarios afectados y que exigió resultados concretos.
Sobre el Cártel de Sinaloa, García Harfuch afirmó que la presión federal debilitó su capacidad operativa en Culiacán, donde los grandes convoyes armados dieron paso a acciones de menor escala, aunque reconoció que otros grupos buscaron ocupar esos espacios.
El secretario advirtió que la disputa interna y la presión constante no resultaron sostenibles para esa organización, pero subrayó que la competencia entre cárteles mantuvo un escenario de riesgo permanente para la estrategia de seguridad nacional.

Omar García Harfuch. | Foto: Cuartoscuro.com 


