Desde Puebla, la presidenta Claudia Sheinbaum expuso que el Instituto Mexicano del Seguro Social encarna la historia social del país y se convirtió en uno de los pilares que sostienen el derecho a la salud con una visión de Estado basada en justicia e igualdad.

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Al frente de esa transformación, la mandataria colocó la inminente credencialización universal, un mecanismo que permitirá identificar la adscripción de cada persona al IMSS, al IMSS-Bienestar o al ISSSTE, con el fin de unificar el acceso y avanzar hacia un modelo eficiente, transparente y de cobertura plena.

Nombró este proceso como el primer paso para integrar la información clínica en un solo sistema digital de expediente médico, condición necesaria para que los tres organismos funcionen con reglas comunes y con una Cámara de Compensación que distribuya recursos entre instituciones.

Sheinbaum planteó que esta credencial permitirá señalar clínica, unidad médica y hospital asignado, de modo que la ciudadanía conozca su ruta de atención sin obstáculos administrativos y con una estructura homogénea en los niveles de servicio del sistema público.

Afirmó que el fortalecimiento del IMSS se sostiene en la expansión de infraestructura, el aumento de camas y la recuperación del valor de lo público tras décadas en que la reducción presupuestal deterioró la atención y limitaron el crecimiento institucional.

La mandataria expuso que el incremento salarial y la incorporación de más trabajadores al empleo formal ampliaron la base financiera del instituto y permitieron proteger la operación, mejorar el abasto y sostener inversiones dirigidas a elevar la calidad de los servicios.

Reconoció que el periodo neoliberal intentó debilitar al Seguro Social al convertir derechos en mercancías, aunque destacó que la institución resistió por su personal, por la defensa social de la seguridad pública y por una ética basada en universalidad y fraternidad.

Subrayó que el IMSS es un símbolo nacional porque acompaña a las familias, atiende emergencias, salva vidas y forma profesionales que dan continuidad al proyecto fundado por el general Lázaro Cárdenas y formalizado en 1943 durante el gobierno de Manuel Ávila Camacho.

La presidenta recalcó que este legado se mantiene en la vocación cotidiana de médicas, médicos, enfermeras, técnicos, laboratoristas, personal administrativo y trabajadores de apoyo que sostienen el funcionamiento del instituto en todo el territorio.

Advirtió que los rezagos acumulados por décadas exigen avances constantes en trato digno, tiempos de espera y calidad de servicio, metas sujetas a revisión directa en las reuniones semanales que coordina con el gabinete del sector salud.

La mandataria añadió que el IMSS-Bienestar avanza como complemento estructural del sistema y atiende comunidades que permanecieron fuera de los servicios públicos, lo que permite cerrar brechas y ampliar la cobertura hacia un modelo verdaderamente universal.

Explicó que la unificación de expedientes, la coordinación con el ISSSTE y la credencialización representan un salto cualitativo y cuantitativo para atender a cualquier persona sin importar la institución donde reciba servicio.

Recordó que la salud es un derecho humano y que esta concepción guía la transformación del Estado mexicano, así como la política pública orientada a fortalecer infraestructura y modernizar procesos para responder al crecimiento poblacional.