MARTÍN AVILÉS

Foto: Reuters

Michigan venció a Ohio State una vez más. Los Wolverines, terceros clasificados, mantuvieron a raya a los Buckeyes, segundos clasificados, con un marcador favorable de 30-24.

Se trató de un thriller en Ann Arbor, donde Michigan ganó su tercer juego consecutivo en uno de las rivalidades más acaloradas del futbol americano universitario.

Tal fue la euforia causada por la victoria que los aficionados invadieron el campo para celebrar en una de las postales más impactantes del fin de semana en el deporte mundial.

Y no era para menos. La añeja rivalidad tenía además en juego un lugar en el juego por el título del Big Ten y un posible cupo en los Playoffs.

Con la victoria, Michigan mejoró a 12-0 su récord. Para Ryan Day y los Buckeyes, fue otra oportunidad perdida en un escenario enorme, ya que cayeron a 11-1.

Las dos victorias anteriores de Michigan sobre Ohio State fueron aplastantes. Este, jugado sin el entrenador en jefe Jim Harbaugh mientras cumple su suspensión de tres juegos, resultó ser mucho más igualado.

Los Wolverines, después de tomar una ventaja de 14-3 a principios del segundo cuarto, tenían sólo una ventaja de 14-10 en el entretiempo y luego se encontraron empatados 17-17 al final del tercer cuarto.

La toma de decisiones de Day ha sido cuestionada durante mucho tiempo, particularmente en los juegos contra Michigan. Y no fue la excepción. Day envió al equipo de despeje en una jugada de cuarta y 1 cerca del mediocampo en el primer cuarto y agregó algunas opciones más cuestionables a la lista el sábado.