Martín Avilés / Ovaciones / Enviado
Foto: Martín Avilés

Julien Ingrassia abrió la puerta de su Mitsubishi Lancer y se paró en el asiento para saludar a una multitud que no paraba de aplaudirle. Acostumbrado al tradicional sombrero mariachi y las botas de cuero que les entregaban a los ganadores del Rally Guanajuato durante el Campeonato Mundial de Rally (WRC), el francés esta vez portaba una máscara de luchador, porque para su naciente faceta como piloto, había que adoptar un nuevo personaje.

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A sus 44 años, el nacido en Aix-en-Provence, Francia, se encuentra en una etapa experimental, luego de conquistar el mundo en ocho ocasiones como escudero de Sébastien Ogier, cuando eran una versión sobre ruedas de Batman y Robin. Aquella época como navegante del prestigioso piloto fue tan gratificante que Ingrassia decidió implementar lo aprendido durante tantos años de ver conducir a su viejo amigo.

En el Rally de las Naciones disputado el fin de semana en el Bajío mexicano, fue apenas la sexta vez que participó en una carrera al volante, luego haberlo hecho en el Rally Terre des Cardabelles en par de ocasiones; así como en Le Grande Challenge, el Rally Terre de Lozere y en el Rally Cévenes. Y la primera fuera de su país.

“Es una gran idea para crear necesidades, sería lindo si esto se celebrara cada año. La idea te que Francia enfrente contra España o contra México es muy padre. Estar en México en uno de mis primeros rallys como piloto en mi carrera y ganamos seis veces aquí, es genial. Amo la atmósfera, los recuerdos que tengo aquí son realmente especiales”, dijo Julien en entrevista con OVACIONES antes del inicio. “Uno siempre corre por ganar pero hay grandes chicos que son verdaderos pilotos así que haré lo mejor que pueda”.

Pero Ingrassia no tuvo —para nada— la suerte de su lado. Apenas en el tercer tramo del Rally de las Naciones en la etapa de Ortega 1, abandonó una contienda en la que se había colado hasta la duodécima posición, pero se vio obligado a abandonar la competencia por una falla mecánica. De todas maneras, Julien siguió con su inseparable sonrisa por todo León, Guanajuato.

“Quizás uno o dos (rallys más en los que competirá) en Francia, pero no soy conductor, así que cuando lo hago busco experiencias lindas para tomarlas”, explicó el extripulante de Volks Wagen, M-Sport y Toyota en WRC.

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Si llega a ser esta la última incursión de Ingrassia en la terracería mexicana, qué más da. Aquí quedarán los recuerdos y su nombre escrito con letras de oro junto al de Ogier en el Monumento a El Pípila, luego de haber ganado seis veces el Rally de Guanajuato entre 2013 y 2020.

“Es difícil de decir (su momento favorito) porque gané seis o siete pares de botas aquí, pues incluso la primera vez que estuvimos aquí ganamos como juniors. Luego enfrentamos a los grandes chicos como Loeb y a todos. Fue realmente bueno ganar tantas veces contra todos ellos, así que no puedo decir que tenga un solo momento especial aquí”, confesó.

“Pero por supuesto que diría que no hay muchos lugares en el mundo que sean como Guanajuato o León. Cuando hacen el arranque en Guanajuato con los callejones y la ciudad, en los túneles, es algo único y lo vives una vez en tu vida, así que diría que esa ceremonia de inicio en Guanajuato con esa atmósfera. Recuerdo una ocasión que muchos niños se me acercaron por un autógrafo y no sabían ni quién era, pero es algo especial”, agregó.

Ogier todavía ganó la edición de 2023, la última del Rally México como parte del WRC, pero ya sin Ingrassia en el asiento de al lado. Lo hizo junto a Vincent Landais luego de que aquel exitoso binomio separara sus caminos en 2021. Aunque a pesar del distanciamiento, no han dejado de frecuentarse.

“Sí (es raro estar sin Ogier) pero vinimos hace dos años porque estaba procurando el Rally Camp así que sí, es extraño en ocasiones estar sin él, por supuesto, pero ahora sigo mi propio línea. Le mandé un mensaje cuando terminé el test. Yo estaba poco seguro de que ese era mi carro (bromeó) y le comenté eso”, contó.

“Él sabe que solo debo ir con cuidado y fui su navegante y aprendí mucho de él así que no”, respondió acerca de si Ogier le dio algún consejo.

De los icónicos pares de botas que acumuló a lo largo de su carrera, Ingrassia aún conserva la mayoría. Algunas las repartió entre sus seres queridos, pues son los grandes recuerdos los que atesora, más allá de lo material. Ingrassia es un coleccionista de sonrisas por antonomasia.

“Las di. Creo que tengo cuatro pares de botas en Francia, pero a mis amigos les di las otras tres pares porque quería compartirlos con ellos. Di también tres sombreros a mi hermana y demás, pero tenía una buena razón, pues el trofeo que dan aquí es súper especial y prefería dárselo a mi hermana (el sombrero)”, puntualizó.