Keniano Edwin Kiptoo se adueñó de un Maratón CDMX 2024 donde el mexicano Tomás Luna se ganó el corazón de la afición

Edwin Kiptoo ganó el Maratón de la Ciudad de México 2024, pero requirió asistencia médica inmediata debido al desgaste. Tomás Luna sorprendió al quedar cuarto.



Edwin Kiptoo cruzó la meta del Maratón de la Ciudad de México 2024 y de inmediato tuvo que ser atendido por los servicios médicos debido al fuerte desgaste físico que requirió para poder recorrer los 42.195 kilómetros en la desafiante altura de 2 mil 240 metros sobre el nivel del mar de la capital azteca. El keniano repitió su triunfo obtenido en 2022 para convertirse en el primer doble ganador de la prueba desde que lo hiciera el peruano Raúl Pacheco hace exactamente 10 años atrás.

Fotos Ramón Romero ESTO

Con el triunfo de Kiptoo, Kenya consiguió el 1-3, pues detrás suyo cruzaron la meta Leonard Langat y Francis Cheruiyot para dejar en claro que su país es una potencia del atletismo y tiene en la CDMX uno de sus puntos favoritos para demostrar su talento, al haber triunfado en 15 ocasiones en la historia. Pero quien dio la sorpresa fue Tomás Luna Domínguez, quien fue el mejor mexicano al quedar en noveno lugar general, un logro tan inesperado como grato para el país, sobre todo porque se trata de un hombre de casi 50 años de edad.

Los mexicanos somos gritones, somos alegres. Eso en este Maratón, con la organización, realmente llevo cuatro años consecutivos aquí y la gente realmente anima mucho. Estoy muy contento por las porras y por este recibiendo, en verdad estoy feliz, por el tipo de carrera aquí con la gente y apoyo. Yo venía por mi tiempo del año pasado porque la verdad a mi edad de 50 años ya no doy más, pero agradezco las porras, es mucho sentimiento el poder estar aquí”, dijo el poblano al cruzar la meta.

Edwin Kiprop Kiptoo paró el cronómetro en 2:10:36 horas, lejos del récord impuesto recién en la edición pasada de 2023 por el boliviano Héctor Garibay, quien estableció la marca en 2:08:23 para escribir su nombre con letras de oro. Langat, quien volvió a quedar segundo por años consecutivos, consiguió un tiempo de 2:11:30. En tanto, Cheruiyot lo hizo en 2:1135.

Fotos Ramón Romero ESTO

En la rama femenil, Kenya también tuvo un desempeño arrollador. Fancy Chemutai ganó la prueba con un crono de 2:29:19, seguida por Shitaye Eshete Habte con 2:29.22 y Janet Ruguru Gichumbi con 2:30:58.

La luna regalaba sus últimos destellos, cuando una estampida de atletas comenzó su recorrido desde Ciudad Universitaria y fluyó por las calles más emblemáticas de la Ciudad de México hasta incrustarse en las entrañas del Zócalo, donde coronaron una gesta épica, solo equiparable con la Batalla de Maratón. Tres… dos… uno… los corazones palpitaron al límite cuando el conteo regresivo indicó que era el momento de demostrar que héroes y que nada más importa que cruzar estoicos la línea de meta.

En el trayecto, contemplaron cada uno de los más icónicos monumentos que dan identidad a esta ciudad. Cuando el aire faltó en sus pulmones, fue el Bosque de Chapultepec con sus fastuosos árboles el que les dio el oxígeno necesario a los corredores. El Ángel les recordó con sus alas que podían volar en el último segmento de la carrera rumbo a la meta. La CDMX demostró una vez más que es historia viva y el maratón, un sinfín de historias que contar como la de Tomás Luna y su incansable espíritu.

“¡Sí se puede, se puede!”, gritaban algunos de los miles de aficionados que acompañaron a los atletas en su recorrido. Pero no todo era alegría. “¿Dónde están, dónde están; nuestros hijos dónde están?”, también exclamaba un grupo de padres de personas desaparecidas instalado en pleno Zócalo, justo a la sobra del asta bandera.

Solo el Maratón de Chicago y el de la Ciudad de México, cuentan con la distinción Boston Qualifier, lo que significa que de alcanzar los tiempos mínimos requeridos, puede acreditar los estándares marcados por la organización del Maratón de Boston, en una especie de prueba de admisión para correr el icónico maratón de Massachussets.

La edición 41 de esta carrera fue imponente y honró a aquella primera vez que se disputó en el ya lejano 1983. En ese lapso, la capital se sobrepuso a dos terribles tragedias sísmicas en una misma fecha maldita; también dejó de llamarse Distrito Federal para englobar a todo su territorio como Ciudad de México y se levantó gallarda pese a la voracidad de una inclemente pandemia que mantuvo a sus ciudadanos resguardados y sin poder admirar su esplendor. Hoy, la CDMX fue una fiesta del deporte.