Rumores y “borregos” aparte, entiendo que las cartas están echadas en la Federación Mexicana de Futbol con respecto a la elección del nuevo técnico nacional.

Señalan “insiders” serios, de esos que hay pocos, que la tendencia apunta al nombramiento de un entrenador que no solo conozca el medio, sino que sea parte de él.

En la baraja inicial no abundan los nombres, pero tampoco las sorpresas. Aparecen Herrera, Lozano y Almada como punteros, en ese orden.

La vacuna que se ha aplicado, por lo menos de entrada en es contra de las excentricidades, esas que en su momento nos hicieron ir por algún entrenador “de lo más caro del rumbo”, que dieron como consecuencia la llegada de Sven Goran Eriksson, los clichés que tanto le gustan a los directivos hípster que dieron por hecho que lo de fuera es mucho mejor siempre y apostaron por Osorio y su metodología y por Martino porque según ellos. “Trabajaba como nadie.”

Por cierto que, con este último, el tiempo les dio la razón. (Léase en forma sarcasmo.)
De antemano, una dosis de impopularidad tendrá la decisión, tomando en cuenta los tiempos tan polarizantes que vivimos, en los que, además, a través de cierto número de caracteres, todos tenemos una opinión. La experiencia argentina, en donde existía una reprobación y una descalificación temprana al trabajo de Lionel Scaloni, puede servir de ejemplo.

Pero, siempre que se mantenga lejos la opinión de miembros de la “secta”, que a ojos cerrados ha entregado al tricolor al entrenador en turno, rindiéndoles pleitesía ciega, la elección será, por lo menos, bien intencionada.

EL CASO MEXICANO

Tiene en el mundo serio, en el conocedor y estudioso del tema detractores, pero en igual número una amplia feligresía, que no duda en pregonar sus virtudes y valores.

Al mismo tiempo, ya refiriéndonos a nuestro país, Marcelo Bielsa goza de una gran aceptación con base en un reducido número de personas que interactuaron con el durante su estadía de ya hace algunas décadas, pero una gran mayoría, que gracias a las “buenas sensaciones” que son capaces de producir algunos buenos tuits y con cierta manipulación mediática, han reforzado su “leyenda.”

Gente que reacciona iracunda si tocas con el pétalo de un cuestionamiento a una deidad olvidada hace tiempo por clubes y selecciones grandes del planeta.

Es curiosa la “psique” de muchos mexicanos con respecto a temas que vienen del exterior y que en apariencia no son tan cercanos:
Se ofendieron más que los holandeses por las burlas sufridas en Qatar luego de la eliminación europea.

Se quejaron más que los franceses por el arbitraje de la final mundialista.

Son más bielsistas que los mismos argentinos que guardan cierta distancia con respecto a la trayectoria de dicho entrenador.

Sigmund Freud, si viviera, se daría un festín con la cantidad de clientes potenciales que habitan México.

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