Aracely Martínez / Ovaciones

Fotos: Aracely Martínez / Ovaciones

Edgar Javier Cuenca, de 34 años de edad, ha recorrido un largo camino desde las calles hasta convertirse en un boxeador profesional. Su vida, marcada por dificultades y adversidades, ha sido una prueba de resiliencia y determinación.

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Desde una edad temprana, Edgar tomó malas decisiones que lo llevaron a estar en el tutelar de menores y después en el reclusorio, en donde tocó fondo cuando en una de las audiencias vio a su madre llorar luego de escuchar los cargos que le imputaban y es cuando decide cambiar su forma de vida.

Inspirado por el boxeo, encontró en el deporte una vía para escapar de su pasado y construir un futuro mejor. Empezó a entrenar duro, dedicando horas interminables al gimnasio, lo cual dio frutos para lograr su primera pelea como boxeador amateur.

Finalmente, llegó el momento de su primera pelea como profesional. Contra todo pronóstico, se enfrentó a un experimentado oponente y salió victorioso. Esa victoria no solo fue un logro deportivo, sino también un símbolo de su fuerza y determinación.

Su vida no ha sido fácil. Durante años, vendió dulces en las calles para sobrevivir y mantener a su familia.

Hoy, sueña con comprar una casa, tener un gimnasio propio y seguir inspirando a otros con su historia.