El 9 de enero de 2013, un ilusionado Sergio Pérez comenzó su etapa en la escudería McLaren en un acuerdo oficializado en la fábrica del equipo en Woking, Inglaterra. Pero al cabo de una temporada, las cosas no salieron de la forma en que el mexicano imaginó y tras cosechar tan solo 49 puntos y ubicarse en la posición 11 del Campeonato Mundial de Pilotos, fue despedido para ceder su lugar a Kevin Magnussen.
En aquel entonces, el expiloto Adrián Fernández era el manager de Pérez y a quien Checo culpó por el pésimo contrato que negoció el subcampeón de la Serie CART y que dejó desprotegido al tapatío. Eso provocó que rompieran relaciones pese a que habían sido muy cercanos desde que el jalisciense sumaba sus primeros kilómetros en el automovilismo.
El excoordinador de McLaren, el mexicano Jo Ramírez, incluso llegó a opinar que a Pérez Mendoza le faltó madurez para mantener el asiento en la escudería británica y deseó que eso sea una lección para su compatriota.
“Era una oportunidad de oro, de las que sólo llegan una vez en la vida. Algo debió cambiar en la etapa final del campeonato porque yo tenia la certeza de que continuaría en McLaren, pero su problema fue no integrarse al equipo; el síndrome de ser un piloto de F1 se le subió demasiado, siempre se quejó de la prensa inglesa, pero era la misma prensa inglesa la que me comentaba: ‘Checo es buen piloto, pero ¿por qué es tan arrogante?’. Cuando Sergio veía un reportero inglés en el paddock, corría y lo ignoraba, cuando ellos, al igual que él, sólo hacían su trabajo”, comentó Jo en una columna publicada en Reforma tras la ruptura.
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Y es que si bien la opinión pública coincidía en que el MP4-28 de McLaren era impresentable, Checo terminó por pagar los platos rotos. El equipo británico sacó provecho del contrato de tan solo un año con el tapatío, quien gracias a ello aprendió a negociar y está ahora en una situación similar con Red Bull Racing, solo que esta vez, blindado por su buen cabildeo.

Foto: EFE 


