NAPOLEÓN FILLAT
“Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído.” Jorge Luis Borges
Por lo que se refiere a los libros, en este tiempo que nos ha tocado vivir: “…Se publica un nuevo título cada medio minuto, ciento veinte cada hora, dos mil ochocientos cada día y ochenta y seis mil al mes. Un lector medio alcanza a leer en toda su vida lo que el mercado editorial produce en una sola jornada laboral…”, precisa categóricamente Irene Vallejo en su magnífico ensayo El infinito en un junco que con maestría nos ilustra sobre la riqueza que el hombre moderno tiene a su alcance para hacerse del conocimiento que durante gran parte de su historia le estuvo negado al grueso de la humanidad y que hoy, gracias al libro está al alcance de la mayoría.
De ahí que, por el número creciente de asistentes a cada una de sus treinta y siete ediciones, cerca de un millón de personas, así como por su nutrida y variada oferta de material de lectura La Feria Internacional del libro de Guadalajara, mejor conocida por sus iniciales FIL, constituya el mayor mercado de libros del mundo en nuestro idioma y sea una fiesta para satisfacción y orgullo de los mexicanos aficionados a esa solitaria actividad.
El evento está cumpliendo 37 años de haberse fundado a iniciativa de Raúl Padilla López; político jalisciense muy polémico en vida por su activismo en favor de causas muy cuestionables en el ámbito universitario, aún hoy, no goza de la estimación de la Cuarta T y otros más, sentimiento de animadversión que extienden respecto de la FIL, según se apreció en el comentario vertido por el presidente en su conferencia mañanera al calificarla de conclave de la “derecha” que congrega a las plumas intelectuales nacionales e internacionales más conservadoras.
Lo cierto es que la cargada presidencial en contra de Héctor Aguilar Camín, Enrique Krauze y Mario Vargas Llosa no les resta un ápice de calidad como los grandes escritores que son ni les disminuye popularidad entre sus seguidores que están al margen de sus respectivas preferencias ideológicas, tampoco lo ha hecho el público constante de la FIL con otros importantes escritores afines a orientaciones políticas distintas, a quienes el jefe del Ejecutivo citó como de su agrado entre ellos, José Saramago. En lo personal, creo que muchos de los narradores afiliados a la “izquierda”, sea lo que signifique hoy el término y que me atrevería a asegurar cuentan con el aprecio presidencial, han contribuido a proyectar el engrandecimiento de la feria, tal es el caso de Gabriel García Marquez, Carlos Monsiváis y Elena Poniatowska que también han sido asistentes distinguidos al “bastión conservador” desprestigiado para el grupo que hoy está al frente del gobierno en México.
Es innegable la existencia de grupos de interés en la cultura, cuya influencia permea en casi todos los espacios de la sociedad mexicana y desde luego, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara no es la excepción, pero decir que es un evento en el que se gestan conspiraciones es un verdadero absurdo, por decir lo menos, sobre todo cuando no se han exhibido las pruebas que respalden tal argumento.
En mi opinión, no hay duda de que eventos como este benefician al país y deben ser apoyados por todos los mexicanos.
“Lee y conducirás, no leas y serás conducido»
Santa Teresa de Jesús.”
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