BORIS BERENZON
Cuando nos preguntamos si la democratización de la opinión en tiempos de la web 2.0 es una realidad nos asaltan algunas dudas a la mente, pues todo parece indicar que el dios de las redes sociales sí tiene sus favoritos. A pesar de que una de las promesas más grandes que trajo consigo la web 2.0 era que la opinión de cualquier persona pudiera tener el mismo peso que el de las demás, parece ser que, al menos hasta ahora tal y como ocurre en el mundo analógico, en la virtualidad existen líderes de opinión cuyo contenido es favorecido por las plataformas.
No pocas críticas han llovido a Twitter, Instagram o Facebook desde que surgieron por favorecer el contenido de algunas personas por medio de perfiles verificados o algoritmos que benefician sus alcances frente a los de personas con menor número de seguidores. Hace más de una década que las redes sociales juegan un papel importantísimo no sólo en campañas políticas y de marketing comercial, sino también en la creación de tendencias y, por desgracia, en linchamientos digitales. El papel que juegan ciertos líderes de opinión en las redes sociales es fundamental, pues ciertamente influyen en el pensamiento y decisiones de sus seguidores, teniendo efectos fueran del mundo digital.
Y es que no son pocas las veces que la vida del mundo digital resuena en el mundo analógico. Resaltan algunos casos de disputas en la red que se traducen en violencia cotidiana y discursos de odio que se respaldan en cantidades masivas de seguidores, como si el hecho de que muchas personas compartan la misma opinión pudiera validar la calidad de sus argumentos.
Las medidas tomadas por las plataformas al respecto de esta clase de líderes de opinión son todavía difusas e insuficientes, pues se requiere de denuncias masivas para eliminar ciertas cuentas y a menudo éstas vuelven a abrir en pocos días con otros perfiles, convocando a sus antiguos seguidores.
Pero no todos los líderes de opinión son necesariamente promotores de excesos discursivos, aunque sí que es importante tomar en cuenta su poder de enunciación en las redes para mantener un ojo crítico ante el contenido que ofrecen y las sentencias que dictan. Para hacernos una idea, es útil traer a colación algunos de los líderes de opinión más sobresalientes. En Twitter, algunas de las personalidades más famosas son Elon Musk (¡vaya sorpresa!), Barack Obama, Justin Bieber, Katy Perry y Rihanna; demostrando que no sólo el mundo del espectáculo tiene influencia en el mundo.
En Instagram, algunos de los más populares son Cristiano Ronaldo, Ariana Grande, Selena Gomez, The Rock, Kim Kardashian, Kylie Jenner, Beyonce, Taylor Swft y Lionel Messi, manifestando que en la red social que privilegia la imagen, el mundo del espectáculo sí tiene privilegios y que el alcance de estas personalidades en otros temas como política y economía puede tener una enorme huella en sus seguidores. Algo similar ocurre con Facebook, donde destacan Cristiano Ronaldo, Shakira, Will Smith, Lionel Messi, Vin Diesel, Rihanna, Eminem y Justin Bieber.
Por si se lo preguntaba, en TikTok es más común que los líderes de opinión sean producto de la plataforma misma y no provengan precisamente de la vida analógica, así que entre la lista de los más populares se encuentran Khabane Lame, Charli D’Amelio, Bella Poarch, Addison Rae, MrBeast, Zach King, Will Smith y Kimberly Loaiza. Y como dato curioso, el Papa Francisco en sus principales cuentas de Twitter tiene casi 19 millones de seguidores, aunque sumando los de todas sus cuentas verificadas, el número aumenta muchísimo, exponiendo el poder que aún conservan algunos líderes religiosos a nivel global.
