El documental Maricota y el tiempo, dirigido por Iván Ávila Dueñas y producido por Jorge Molina Merino, forma parte del Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México (DocsMX), uno de los eventos más importantes dedicados al cine de no ficción en América Latina. La cinta tuvo su proyección el 28 de octubre en Cinemex Insurgentes y volverá a presentarse el 29 de octubre a las 16:30 horas en el Parque España, en la colonia Condesa.
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Durante su estreno en el festival, Ávila Dueñas y Molina Merino compartieron con el público el proceso detrás de esta producción monumental que tardó 20 años en completarse y que recorre Brasil, Bolivia, Francia y México.

¿Cómo inicia la historia?
El documental cuenta la historia de Hortensia Merino Roca, una mujer boliviana, y Raúl Molina Chaparro, un mexicano que se enamoraron en el Amazonas. A través de su historia de vida, la película teje un relato íntimo y universal que atraviesa los grandes procesos del siglo XX, como la industrialización, las guerras mundiales, la explotación del caucho y el auge del crimen organizado, convirtiéndose en una profunda reflexión sobre el paso del tiempo y la historia humana.

Ávila Dueñas explicó que el punto de partida fue el hallazgo de una bodega abandonada en Caleras, Zacatecas, donde encontró los cuadernos y archivos de la familia Molina Merino. “Cuando vi un manojo de llaves sobre un escritorio, entendí que esas llaves abrían lo importante; ahí todo cobró sentido”, relató.
A partir de esa búsqueda, el director construyó un relato donde los recuerdos personales dialogan con los grandes acontecimientos del mundo, creando una narrativa visual y emocional que mezcla material de archivo, fotografías análogas, películas en 8 y 16 milímetros, imágenes satelitales en 4K y documentos históricos.
Investigación meticulosa
El proceso, señaló Ávila, fue una labor de arqueología cinematográfica: “Trabajar con archivos es delicado; antes de editar hicimos una investigación para asegurarnos de poder usar legalmente las imágenes, porque enamorarte de una toma que luego no puedes incluir es muy doloroso. Con el editor Pedro Jiménez tratamos de concretar la historia sin desviarnos de su esencia: el amor y la memoria“.

La cinta narra el encuentro entre Raúl, nacido en 1914 en Parral, Chihuahua, y Hortensia, originaria de la Amazonia boliviana. Él creció entre novelas de aventuras y revistas de National Geographic, soñando con explorar el mundo. Ella pasó su infancia en un internado y desarrolló una pasión por la música y el cine mexicano. En 1937, Raúl viajó a Brasil para dedicarse a la explotación del caucho, en plena ‘fiebre del caucho’, mientras Europa se preparaba para la Segunda Guerra Mundial. Allí, en el río Abuná, conoció a Hortensia. Su historia de amor floreció en medio de la selva, marcada por los cambios geopolíticos y las tensiones del siglo XX.
El productor Jorge Molina Merino, hijo de los protagonistas, señaló que el proyecto le resultó entrañable no solo por su vínculo personal, sino por su complejidad narrativa. “Nos interesaba contar una historia con muchas capas. Habla de personas comunes que viven circunstancias extraordinarias, pero también de lo cotidiano: de cómo la historia mundial afecta la vida íntima. Algunos dicen que la película es densa, pero así es el cine que nos gusta, el que te hace pensar y te deja algo más allá de la pantalla”, expresó.

El documental cuenta con la voz del reconocido actor Joaquín Cosío como narrador. “Narrar es de las tareas más complicadas: hay que mantener el tono y evitar la monotonía. Esta historia me resultó entrañable por su profundidad y porque habla del amor en medio del caos“, dijo el actor.
Homenaje a una historia familiar
Con esta obra, Iván Ávila y Jorge Molina rinden homenaje a una historia familiar que se vuelve universal. Maricota y el tiempo es, a la vez, un viaje sentimental, histórico y cinematográfico que reconstruye la memoria de dos vidas entrelazadas con el pulso del siglo XX. Su paso por DocsMX 2024 consolida al festival como una plataforma clave para el documental contemporáneo, y reafirma el poder del cine como testigo y espejo de la humanidad.

Maricota y el tiempo 





























