POR AIDA RAMÍREZ

La marcha “tan violenta” que se esperaba para este 8M por las autoridades federales y capitalinas, quedó en el anuncio; más de 75 mil mujeres llegaron a la plancha del Zócalo -cifras del gobierno capitalino-, y en el camino, algunas dieron flores a las Ateneas quienes además, de manera sorpresiva, también marcharon con el puño en alto y cantos prácticamente en la retaguardia, en la calle de 5 de mayo, tras más de cinco horas de movilización.

El saldo no fue completamente blanco, ya que de manera oficial se indicó que 25 personas requirieron atención médica, de las que tres tuvieron que ser hospitalizadas, una policía a quien hirieron con un picahielo en el pómulo derecho y dos embozadas que, tras intentar romper el vidrio de la estación Hidalgo, se les cayó encima.

Marcharon, caminaron, cantaron mujeres de todas las edades, orígenes y profesiones, madres de desaparecidas o asesinadas; “por mí, por las que vienen, por las que ya no están”, se leía en algunas pancartas.

La consigna como cada año, pero en esta ocasión con más fuerza: dejar de matar mujeres, 10 cada día en el país; dejar de desaparecerlas; que dejen de violarlas, violentarlas, sobajarlas, maltratarlas económica, social y psicológicamente, además de respetar sus derechos humanos y laborales.

Desde pasado el mediodía, en la glorieta de la Diana Cazadora, en el Monumento a la Revolución y en la glorieta de los Insurgentes, varios grupos de mujeres se reunieron para después salir rumbo a la Glorieta de las Mujeres que Luchan –antes glorieta de Colón-, en Paseo de la Reforma, hacer parada y guardar un minuto de silencio con puño en alto.

Después, al filo de las 15:00 horas, empezaron a salir uno a uno los contingentes preparados a lo largo de Reforma, pero desde las 13:00 horas empezaron a arribar las primeras mujeres, y ya para las 15:30 horas arribaron al por mayor a la plancha del Zócalo, y aunque esta ocasión no fue la excepción, embozadas del bloque llamado “negro” decidieron con martillos, pegar durante varios minutos la valla perimetral colocada alrededor del Palacio de Bellas Artes,  la Catedral Metropolitana, el Palacio Nacional, el antiguo Palacio del Ayuntamiento (GCDMX), además de grafitearla, por lo que las policías les contestaron en algunos momentos con extinguidores.

Los colores verde, blanco, negro y morado hicieron ver como si fuera un río, el que corría por Paseo de la Reforma, avenida Juárez, avenida Hidalgo y 5 de mayo integrado por mujeres indígenas, abuelas, madres con niñas y hasta carreolas, de todas profesiones y edades, concientizando a las siguientes generaciones de no permitir ser parte de la estadística.

En el ínter, el secretario de Gobierno de la CDMX, Martí Batres Guadarrama aseguró que antes de iniciar la marcha, mujeres policías lograron quitar a embozadas tubos, picos, bombas, sopletes y cohetones.

Varios de los objetos se aseguraron en avenida Hidalgo, frente a la Plaza José Martí así como en las inmediaciones del Metro Revolución.

Informó que 25 personas requirieron atención médica, en donde tres fueron trasladadas al hospital.

Durante la marcha, estuvieron pendientes tres mil 100 mujeres policías del cuerpo Atenea, con el fin de disuadir cualquier altercado, así como personas de la Comisión de Derechos Humanos capitalina, Marabunta, entre otros.

Al filo de las 19:00 horas, cuando todos los contingentes ya habían entrado a la Plaza del Zócalo capitalino, algunas mujeres decidieron hacer fogatas con las cartulinas de sus consignas.