México buscó un control más rápido del gusano barrenador mediante el incremento inmediato de la producción de moscas estériles, pieza central de la técnica binacional que permitió enfrentar brotes similares hace cinco décadas, y que ahora se reactivó tras el ingreso de la plaga desde Centroamérica.
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La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo indicó que la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) evaluó ajustes técnicos para tener lista la nueva planta antes de junio del próximo año, lo que permitirá liberar más moscas y fortalecer el cerco sanitario, evitando hasta ahora casos en la franja norte.
Estados Unidos replicó el mismo procedimiento con instalaciones propias y mantiene comunicación continua con México para definir parámetros de producción, monitoreo y zonas libres, debido a antecedentes de afectaciones al ganado bovino.
Ganaderos de México y Texas urgieron certidumbre sobre la reapertura de la frontera, mientras la presidenta sostuvo que la ausencia de casos en el norte permite evaluar positivamente la reapertura, aunque la decisión depende del fortalecimiento del control sanitario.
La mandataria destacó que el mecanismo desarrollado hace 40 o 50 años es el más eficaz para contener la plaga, por lo que se priorizó la instalación de la planta en Chiapas como un blindaje regional de mediano plazo.
Autoridades federales y estatales analizan además un programa de impulso a la carne procesada en Sonora, Coahuila y Durango, con estándares internacionales, para sustituir la exportación de ganado en pie y generar mayor valor agregado.
Finalmente, la presidenta afirmó que el estudio técnico para acelerar la planta sigue en curso, sin fijar aún una fecha definitiva de inicio, pero subrayó que el adelanto beneficiará a los ganaderos y dará mayor certeza a la reapertura comercial con Estados Unidos.




