No hay de otra

17, octubre 2022

Angélica de la Peña

No hay de otra, la situación política que sobrevive nuestro país nos obliga a pensar colegiadamente. Más allá de si nos cae bien o no, quien ocupa los aposentos del Palacio Nacional, el país está en una grave crisis de gobernabilidad, hay un caos por donde quiera que se le vea, no hay un orden, no hay un mínimo respeto al Estado de Derecho. Las renuncias de integrantes del gabinete, la mayoría han sido porque no se hayan dentro de ese caos. La sustitución de autoridades civiles por militares, parece más una necesidad para imponer órdenes; los secretos del lopezobradorismo están inscritos en que siempre representaba un caos y la mentira.

Las fobias a los partidos políticos, a los representantes populares, como lo han demostrado las últimas encuestas, debemos leerlas como el hartazgo de la gente y el riesgo de que puedan decidir incorrectamente: quitar un populismo, para sustituirlo por otro populismo. Ejemplos hay muchos en el mundo.

Los partidos políticos de oposición, están obligados a concretar la mayor unidad posible. Las organizaciones ciudadanas, con todas sus diferencias; deberán remontar sus antipatías. Todo por el interés superior de la República. Necesitamos unir sinergias, tejer con filigrana una gran alianza; sin distracciones subjetivas, para lograr derrotar al lopezobradorismo.

No será fácil, porque se deberán concretar los acuerdos que hoy parecen segmentados. Y como lo constatamos en el proceso para imponer la militarización, López Obrador usará todo su poder para chantajear, cooptar y dividir a la oposición.

Los retos que enfrentamos son cruciales para la democracia en México, por lo tanto hay que seguir defendiendo al Instituto Nacional Electoral como el garante de la legalidad de la elección: nadie dude que está en el lente del francotirador para su desaparición.

Por eso es necesario aplaudir los esfuerzos de la integración de organizaciones como Unidos por México; los foros realizados desde el colectivo FuturoXXI, las movilizaciones de las feministas y las convocadas por OSC, las protestas contra el ecocidio del tren maya, las entrevistas y reuniones que realizan quienes aspiran a la candidatura a la presidencia, y tantas más acciones que se irán incrementando conforme pasan las semanas y meses. Los partidos políticos de la oposición, PAN, PRI, PRD y MC, deberán resolver sus retos cada uno en lo interno porque siguen siendo necesarios. No será una elección normal, la presencia de militares en la vida civil del país, aún no sabemos cómo repercutirá en el desarrollo de las contiendas; pero tampoco lo que harán los carteles de las mafias para influir en los resultados.

Y sería un error disputar la presidencia del país sólo para detener el desastre en el que estamos. Necesitamos signar compromisos: acotar el presidencialismo, instaurar un gobierno que rinda cuentas al parlamento que debe ser realmente independiente, igual el poder judicial: equilibrio real entre los tres poderes de la Unión. Conviene recordar a Bobbio quien señala que las personas que son electas por medio del sufragio, la población les concede el poder de tomar decisiones como sus representantes; a través del voto se les otorga la confianza para hacer de la política, la ciencia de gobernar. Sin ocurrencias, sin revanchismos y decidiendo lo que es mejor para la gente de carne y hueso. Así que no hay de otra: frente al caos y el desorden, urge la unidad.