La Inteligencia Artificial puede ser muy buena, pero nunca tendrá alma. En el más reciente suplemento de La Jornada Semanal el periodista Alejandro Montes publicó “Algoritmos cibernéticos: el nuevo oráculo social”. Cito el siguiente párrafo que dibuja históricamente cómo a algunas civilizaciones siempre les ha fascinado saber qué pasará en el futuro:
“Los egipcios tenían el oratorio de Amón; los griegos contaban con el templo de Delfos; los persas descifraban el fuego para adivinar el futuro; los chinos utilizaban el I Ching; los mayas leían su Calendario; los aztecas empleaban el Tonalámatl… en fin, cada cultura, en diferentes momentos de la historia de la humanidad, ha hecho predicciones del futuro por medio de oráculos donde, como característica primordial, el misticismo se cristaliza y se expresa por medio de prácticas mágico-adivinatorias. La efectividad de los oráculos antiguos radica, en primer lugar, en un voto de fe absoluta del consultante y, grosso modo, a partir de rituales donde se formulaban las preguntas para que el sacerdote interpretase la respuesta de los dioses”. El futuro es rentable. Cito algunos ejemplos:
Ludopatía: Para algunos esta actividad es una enfermedad, para otros, el juego es un estilo de vida, no entraré en polémicas, pero se espera que el crecimiento de esta industria sea exponencial en 2025, al menos en las apuestas deportivas, y superen los más de 155 mmdd que se jugaron este año. En México este negocio vale 2 mmdd. Antes de la pandemia el mercado equivalía a 600 mdd; pero gracias a los partidos del Mundial de futbol de Qatar en 2022; se superaron las expectativas. En 2021, 70 millones de mexicanos participaron en alguna apuesta.
Electoral: En las recientes elecciones en EE. UU., en donde ganó fácilmente Donald Trump, horas antes “la mayoría de las plataformas marcaron como vencedor al Republicano, pero el premio de las apuestas sería el doble si Kamala Harris hubiera ganado. Para Hugo Sánchez, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, “la conducta de apostar en un juego dinero y bienes, llega a generar un placer que aviva un circuito de recompensa, así como lo haría alguna sustancia de abuso, porque el cuerpo busca percibir esa sensación… el jugador no sabe cuándo parar, porque el cerebro en ese momento libera sustancias que le hacen experimentar placer y tener una pérdida del control mental”.
En México en 2017 uno de cada cuatro personas de entre 12 a 65 años alguna vez participó en un juego de azar por dinero (la mayoría hombres); de acuerdo con la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco. “Las máquinas tragamonedas son las más usadas, seguidas de la Lotería / Melate / Tri, las cartas, las apuestas por Internet, los dados y apostar en casinos”, respectivamente. Vale la pena subrayar que en la población con problemas patológicos; la mayoría juega en Internet, apuesta en carreras de caballos, perros, gallos y en juegos de habilidad.
Dice el periodista Alejandro Montes que debido a que los ludópatas podrían conseguir su objetivo pasional; “ser el hombre moderno, a diferencia del hombre antiguo”, utilizar algoritmos predictivos sirve para diseñar prospecciones de escenarios posibles. Sin embargo, la estadística marca que hay pocos nuevos ricos, como fruto de los algoritmos; así como una sola clase política. En otras palabras, los algoritmos políticos no generan ningún cambio en el fondo.
Comunicólogo político, académico de la FCPyS UNAM y Maestro en Periodismo Político @gersonmecalco