La velada boxística que encabezan Saúl ‘Canelo’ Álvarez y Terence Crawford este sábado 13 de septiembre en el Allegiant Stadium de Las Vegas, Nevada, guarda una historia paralela. Para Marco Verde, el joven talento de Mazatlán, Sinaloa, que ganó plata en los Juegos Olímpicos París 2024, la semana previa al combate se ha transformado en una montaña rusa de cambios y desafíos típicos de una carrera en ascenso.

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Originalmente programado para enfrentar al puertorriqueño Marcos Osorio-Betancourt —en un combate a seis asaltos en peso supermediano— ‘El Green’ se encontró de pronto con un rival distinto, inesperado y considerablemente más peligroso, como es el estadounidense Sona Akale. Y es que una lesión de última hora del boricua obligó a los organizadores a buscar un reemplazo de emergencia, y en lugar de un ajuste técnico, encontraron a un peleador con hambre y un historial resonante.

Akale no es un oponente cualquiera. Con 12 peleas profesionales, nueve victorias (cuatro de ellas por KO) y tres derrotas, su nombre ganó notoriedad en 2023 cuando derrotó por decisión unánime a Nico Ali Walsh, el nieto de Muhammad Ali, a quien le arrebató su invicto y demostró que tiene la calidad para alterar los planes de cualquier prospecto.

Para el medallista de plata en los Juegos Olímpicos de París 2024, el cambio significa un giro radical de estrategia. Había preparado durante semanas un plan específico para el estilo de Osorio-Betancourt, y ahora, a solo días de subir al ring, debe descifrar y adaptarse a un boxeador más experimentado, con mayor poder y con una moral elevada por su triunfo ante un rival de renombre.

“Es un reto, pero también una oportunidad para mostrar de qué estoy hecho”, declaró hace unos días el sinaloense de 22 años, quien llega con un récord impecable de dos victorias como profesional.

En mayo, debutó con un nocaut en el primer asalto en una cartelera de ‘Canelo’ en Riad. En julio, venció por decisión unánime en Culiacán, su primera presentación en suelo mexicano. Pero este sábado, en Las Vegas, se enfrenta a un escalón superior.

El duelo ante Akale no es solo otro combate preliminar; es una prueba de fuego. Un triunfo en este escenario, frente a un rival con credenciales sólidas y en el escenario global de una de las veladas más vistas del año, proyectaría a Marquito con una fuerza inesperada en el competitivo panorama del boxeo internacional.