Prevé Roberto Guzmán García crecimiento de mercado de componentes de baterías

Legislación y demanda impulsan la producción local de componentes de baterías en Occidente, pero persisten retos en inversión, tecnología y talento.



Para 2030 se habrán construido más de 200 nuevas fábricas de celdas de batería a nivel global, con un mercado de componentes que alcanzará un valor superior a los 250 mil millones de dólares. Sin embargo, para expertos como Roberto Guzmán García, la producción local en estas regiones sigue siendo limitada, lo que representa un desafío para reducir la dependencia de proveedores asiáticos y fortalecer la cadena de suministro.

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El mercado de componentes para baterías se encuentra en un punto de inflexión; mientras Asia produce actualmente el 96 % de los materiales activos para cátodos y el 95 % para ánodos, Europa y Norteamérica tienen una presencia modesta en la producción de estos componentes. En particular, Norteamérica produce menos del 1 % de los materiales activos para cátodos y el 5 % para ánodos, lo que evidencia un rezago significativo respecto a la demanda proyectada.

La transición hacia una mayor producción local está respaldada por legislaciones como el Inflation Reduction Act en Estados Unidos y el Green Deal Industrial Plan en la Unión Europea. Estas iniciativas buscan fomentar la fabricación regional de baterías mediante incentivos fiscales y subsidios. Se estima que la cadena de suministro de componentes en Norteamérica requerirá inversiones cercanas a los 25 mil millones de dólares para alcanzar una capacidad de producción sostenible.

Pese a los incentivos gubernamentales, las empresas del sector enfrentan barreras significativas para entrar al mercado. La calificación de nuevos proveedores puede tardar hasta seis meses, y la validación de componentes requiere pruebas exhaustivas antes de asegurar contratos a gran escala. Además, las tecnologías de baterías continúan evolucionando, lo que obliga a los fabricantes a invertir constantemente en investigación y desarrollo.

Otro desafío clave es la escasez de talento especializado; en Estados Unidos, los retrasos en la construcción de plantas pueden extenderse hasta dos años y superar en un 79 % los costos iniciales. Para mitigar estos riesgos, los fabricantes deben establecer estrategias de contratación robustas y optimizar procesos desde el inicio.

A pesar de los retos, la oportunidad de mercado es considerable; se espera que la participación de Europa y Norteamérica en la producción de celdas de batería aumente al 20 % en 2030, lo que generará una mayor demanda de proveedores locales de componentes. Las empresas emergentes y actores establecidos buscan consolidar su presencia mediante asociaciones estratégicas y la adaptación a regulaciones ambientales más estrictas.

El avance en nuevas tecnologías será determinante en la consolidación de la industria en Occidente. Innovaciones como los electrolitos en estado sólido y ánodos de silicio podrían cambiar la dinámica del mercado al ofrecer mayor densidad energética y ciclos de vida más largos. Estos desarrollos requieren inversiones significativas en investigación, pero prometen ventajas competitivas para los fabricantes que logren implementarlos con éxito.

Asimismo, el crecimiento de la infraestructura de reciclaje de baterías se perfila como un factor clave para reducir la dependencia de materias primas críticas y mitigar los costos de producción. En Norteamérica y Europa, iniciativas para el reaprovechamiento de materiales buscan aumentar la eficiencia del ciclo de vida de las baterías y disminuir el impacto ambiental de su fabricación.

“Las empresas que logren posicionarse en este sector deberán enfocarse en la innovación y la eficiencia operativa desde el primer día. No basta con acceder al mercado; es fundamental construir una infraestructura sólida y adaptarse rápidamente a las condiciones cambiantes de la industria”, concluye Roberto Guzmán García.