¿Quién rompió el protocolo: AMLO o la presidenta de SCJN?

7, febrero 2023

Alberto Montoya

El 106 aniversario de la promulgación de la Constitución sorprendió a todos, principalmente a Andrés Manuel López Obrador, porque se dio cuenta de que no tiene a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en sus manos.

El discurso de la ministra Norma Lucía Piña Hernández el domingo no gustó al ocupante de Palacio Nacional.

La presidenta de la SCJN exigió ante el tabasqueño y sus consentidos respeto a la autonomía del Poder Judicial.

Acostumbrado a la pleitesía que dice no buscar, no tardó mucho tiempo para que se quejara y se victimizara.

Ayer, en la conferencia de Palacio Nacional aplaudió con ironía que la ministra no se haya levantado de su silla.

­En la formalidad, desde el Porfiriato se hablaba de la división, del equilibrio entre poderes, pero, en la realidad, el poder de los poderes era el Ejecutivo.

¿Cuándo se había visto que se quedara sentado el presidente de la Corte en un acto? Eso me llena de orgullo porque significa que estamos llevando a cabo una transformación. Ya no es el presidente el que le da órdenes a ministros, aseguró visiblemente molesto.

Pero lo que no dice es cómo a su llegada al Teatro de la República, en Querétaro, saludó a Norma Lucía Piña Hernández, presidenta de la SCJN, y a Santiago Creel Miranda, presidente de la mesa Directiva de la Cámara de Diputados, y con una falta de educación absoluta se adelantó tanto a ella como a él.

Y luego, en el podio, alguien de sus incondicionales ubicó tanto a Piña como a Creel lejos, a la derecha de López Obrador pero, eso sí, juntito a él, a su diestra, a Adán Augusto López Hernández, secretario de Gobernación, y a Luis Cresencio Sandoval, secretario de la Defensa; mientras a su izquierda el gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri, y el secretario de Marina, Rafael Ojeda Durán. Eso sí es violar el protocolo.

¡Ah, y su discurso!

Otra vez un informe de gobierno, un recuento de lo que asegura se ha hecho en más de cuatro años de su administración. Larguísimo.

Pero López Obrador miente de nuevo.

La ministra sí se levantó cuando iniciaron los honores a la bandera.

Y lo ridículo, lo burdo, es que existen videos donde se observa cómo algunos de los zalameros del equipo de Presidencia cambia los letreros para mandar a la orilla a Piña a Creel y hasta a Alejandro Armenta, presidente del Senado.

Y eso que es de Morena, el partido que ¿gobierna? México.

Andrés Manuel no quería cerca a Piña, ¿pero qué tal si hubiera ganado la copiona Yasmín Esquivel la presidencia de la Corte?

Como dicen en el barrio: le gusta hacer, pero que no le hagan.

­La independencia judicial no es un privilegio de los jueces, es el principio que garantiza una adecuada impartición de justicia para hacer efectivas las libertades y la igualdad de las y los mexicanos.

La independencia judicial es la principal garantía de imparcialidad del Poder Judicial siempre en beneficio de la sociedad, dijo la ministra.

Y, luego, Creel también se tiró con todo.

­No hay más moral que la Constitución, soltó en tribuna.

Y vino la andanada.

Así es el gobierno del cambio.

Vámonos: Por decreto, toda la carga aérea al poco funcional AIFA.

Si ese aeropuerto sirviera, las aerolíneas se habrían peleado por irse.

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