La presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que no existe evidencia que vincule las remesas con operaciones de lavado de dinero, y sostuvo que el crecimiento observado desde 2022 responde al esfuerzo cotidiano de millones de mexicanos que viven en Estados Unidos y sostienen a sus familias desde la distancia.
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Sheinbaum explicó que el Gobierno federal respalda el análisis técnico del Banco de México, el cual estima que entre 12 y 15 millones de personas envían recursos de manera mensual desde territorio estadounidense. Esa cifra —dijo— forma parte de un universo mayor de alrededor de 40 millones de personas de origen mexicano que mantienen vínculos familiares con comunidades del país.
Respaldo a Banxico y coordinación con autoridades de EU
La mandataria subrayó que el incremento de remesas debe entenderse desde los efectos económicos de la pandemia, así como de la continuidad laboral en sectores con alta presencia de connacionales, lo que elevó el flujo mensual sin que las autoridades financieras detectaran patrones atípicos.
Afirmó que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) mantiene una coordinación permanente con la OFAC y el FinCEN para revisar cualquier reporte proveniente de agencias estadounidenses. En caso de señales de riesgo —precisó— se abren investigaciones que, si es necesario, se turnan a la Fiscalía General de la República.
“Criminalizar a migrantes es dañino”
Sheinbaum recalcó que criminalizar a quienes envían dinero “daña la integridad de la comunidad migrante”, pues las remesas representan la permanencia de lazos afectivos y dinámicas de cuidado intergeneracional. Recordó que, en muchos casos, hijos, nietos o sobrinos envían recursos a adultos mayores en México, lo cual configura un patrón de apoyo familiar —no un mecanismo ilícito.
Sostuvo que los movimientos mensuales deben analizarse con cautela, ya que responden a fluctuaciones laborales y condiciones económicas en Estados Unidos. Por ello, los picos o caídas en los montos no constituyen evidencia de actividad ilegal.
Finalmente, afirmó que la confianza de los migrantes en los gobiernos recientes ha sido estable, y que estudios especializados reflejan una valoración positiva de las políticas sociales, por lo que interpretar variaciones en las remesas como pérdida de confianza “carece de fundamento técnico”.




