Tejiendo tradiciones

10, abril 2022

POR LILLIAN REYES

El atrio de la parroquia de San Lucas Evangelista luce repleto de palmas, se puede observar variedad de tamaños y estilos y las manos de la familia Herrera no descansan, cuatro generaciones tejen hermosas cruces y ramos para recordar la entrada de Cristo a Jerusalén. 

Es la víspera del Domingo de Ramos, fecha que marca el inicio de la Semana Santa y que para los católicos representa una de las festividades más importantes del ciclo litúrgico.

Ahí, en uno de los puestos, tres generaciones trabajan la palma, lo mismo se observa a las más pequeñas Norma y Elena de 5 y 6 años, que a su abuelita Celia o su madre Claudia.

Claudia aprendió desde los cinco años a tejer la palma, su familia tiene más de 50 años vendiéndolas, ella acudió desde el pasado jueves a comprarlas en Aragón, aunque relata que también se consiguen en Milpa Alta y Tláhuac.

“Cuando estaba chamaca mi abuelita me daba una palmita, me enseñó a tejerla, tardaba mucho, a veces me llevaba todo el día hacer una, ahora una cruz como esta me toma 20 minutos”, explicó.

“Primero comienzo con las piernas, el torso, la cabeza, ya al final se hacen los brazos, la corona, y le pongo su manzanilla”, agregó.

La pequeña Elena explica que las palmas grandes son para los actores que participan en la representación del Domingo de Ramos, las demás se venden a las familias que acuden a misa y cuenta que el resto del año se deben colocar detrás de la puerta para alejar a los malos espíritus.

La matriarca de la familia Celia, relata que este año la venta es mejor, las familias si han acudido a comprar sus palmitas y relata que desde el jueves cambiará de giro, pues venderá aguas y refrescos preparados.

“Por fortuna ya esto va mejorando, muchas de las familias que vivimos aquí nos mantenemos de esto, los años anteriores fueron difíciles, hoy tenemos la esperanza de podernos recuperar”, relata.

Al interior de la iglesia se encuentra Miguel, él teje las palmas para entregarlas a la iglesia y sostiene que éste es un trabajo de temporada, pues como artesano oaxaqueño el resto del año trabaja el mimbre, la paja y el telar.

“Yo ayudo aquí en las que se utilizan para la misa, es una promesa que tengo. Me entregan el material y las entretejo. Hago varios modelos: palmillas planas, con relieve, de cucurucho, con cristo, sin cristo. No me tardo mucho, cada una me lleva entre 3 y 5 minutos”, dijo.

En la explanada hay gran variedad, los costos son muy accesibles, pues pueden encontrarse algunas desde 5 pesos, el descenso de la pandemia permitió reactivar la economía y los habitantes de los ocho barrios de Iztapalapa lo sabrán aprovechar en la mayor de sus tradiciones.