Totalitarismo expuesto

26, febrero 2024

Gaby Salido / Ovaciones

Hace 2 años, compartía en este espacio una reflexión del trabajo legislativo en la CDMX, lo nombré: “Las dimensiones del Congreso”.

Al tiempo de reconocer la difícil labor de conducir los debates en el Congreso, señalé los intentos de censura o parcialidad de la presidencia en turno, cerrando el diálogo entre pares.

Me referí ese 19 de febrero de 2022 a temas que, al día de hoy, siguen sin atender. Peor aún, las necesidades de las y los ciudadanos siguen sin empatar en la agenda pública de la 4T.

Seguridad, cobertura de salud, o abasto de agua, son algunos de los grandes pendientes de la administración saliente en la capital.

Vimos uso mediático en temas de planeación y desarrollo urbano, con la convicción de actuar a través del Instituto de Planeación, a pesar de tener autonomía técnica y de gestión.

Después de las declaraciones del Presidente López Obrador, al reconocer la semana pasada que, a traves del entonces ministro Arturo Saldívar, “respetuosamente intervenían” para impartir justicia, hacen sentido los intentos por minar al poder judicial. Igual que la autonomía de árbitros imparciales en los procesos democráticos.

Los esfuerzos por concentrar el ejercicio del poder para un proyecto político, y asumir facultades que no le corresponden, son muestra del totalitarismo disfrazado de democracia social impulsado por la 4T.

Desafortunadamente la misma lógica se aplicó en la estructura de gobierno capitalino, centralizando facultades, o intentando legislar con acuerdos administrativos en beneficio de unos cuantos.

Igual que una estructura piramidal de contribuciones, la 4T en la CDMX embargó -a costa de derechos ciudadanos- facultades de alcaldías y dependencias, ni si quiera para concentrarlas y ejercerlas desde el Palacio del Ayuntamiento, sino para ofrecer tributo en Palacio Nacional.

Para muestra, un botón. Así ocurrió con la pensión para adultos mayores en la capital, argumentando padrones de beneficiarios duplicados. Claudia sheinbaum, quien entonces gobernaba la ciudad, consintió ceder la administración y distribución de los recursos al Gobierno federal y al Banco del Bienestar.

La misma estrategia se utilizó para ceder la administración, inmuebles, recursos materiales y humanos de los servicios de salud, a IMSS-BIenestar. 5 años después de adminístralos, la 4T capitalina se deshizo de ellos para abonar a “consolidar el sistema de atención universal”.

En términos prácticos, son ejemplor de las acostumbradas volteretas políticas de la 4T para disimular fracasos, errores y omisiones.

En este caso, acciones emblemáticas de morena, y la ambisión de ejercer el poder por cualquier vía o institución, hicieron evidente la verdadera intención totalitaria, detrás del manto democrático y de legitimidad social.