Pablo Gómez deja la Unidad de Inteligencia Financiera tras fracasar en detectar indicios de lavado de dinero en casos como Vector, CiBanco e Intercam. Sin embargo, fue premiado con una nueva misión: encabezar la redacción de la reforma electoral de Claudia Sheinbaum.
Este fin de semana, la presidenta anunció la creación de la Comisión Presidencial para la Reforma Electoral. Estará encabezada por Pablo Gómez, político de larga carrera, y beneficiado directo de la vía plurinominal.
Un cambio que no es casual. Y que acelera uno de los grandes pendientes del obradorismo: modificar las reglas del sistema electoral.
ARQUITECTO DEL PLAN A
López Obrador intentó tres veces reformar el sistema electoral. La primera, tras perder media CDMX en 2021. La segunda, con el fallido plan B, invalidado por la Corte. La tercera, con su paquete de reformas de febrero de 2024, la cual fue descartada tras ganar la elección presidencial.
Pablo Gómez, junto con Horacio Duarte, fue autor del plan A original. Su regreso anuncia que esa versión, la más ambiciosa, está de vuelta.
¿Qué proponía el plan A? Primero, extinguir el INE para crear el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC). Este nuevo organismo absorbería a los institutos locales u OPLES. Segundo, reducir de 11 a 7 consejeros, electos por voto popular.
También preveía recortar el Congreso: de 500 a 300 diputados y de 128 a 96 senadores, todos elegidos mediante listas cerradas por partido. En los hechos, un sistema de pluris disfrazados.
El plan también incluía recortes a los partidos: menos dinero, menos spots, menos prerrogativas. Y con ello, menos aire para las fuerzas pequeñas.
REGRESO AL PLAN ORIGINAL
Antes de anunciar la comisión, Sheinbaum ya había dado señales. Planteó retomar la idea de una reforma electoral tras las denuncias de irregularidades de consejeros electorales en la elección judicial del 2 de junio.
Entre sus propuestas: reducir el financiamiento a partidos, abaratar las elecciones y al INE, así como la posibilidad de elegir consejeros por voto popular. Puntos que coinciden con el plan A. Pero hay una diferencia importante: los plurinominales.
Mientras López Obrador proponía sustituirlos por listas cerradas por partido, Sheinbaum ha planteado usar el modelo de primera minoría: como en el Senado, donde el segundo lugar también entra. Eso forzaría a todos a hacer campaña. Pero reduciría la entrada de fuerzas pequeñas.
La ironía no pasa desapercibida: Pablo Gómez, quien hizo carrera como plurinominal, ahora redacta una reforma que le habría impedido llegar al Congreso.
LOS OBSTÁCULOS
La comisión presidencial de Sheinbaum plantea la “coordinación con legisladores, académicos, expertos, organizaciones y ciudadanía”. Pero el principal reto estará en el Congreso. Y no sólo con la oposición.
Porque en 2022, el plan A no fracasó sólo por el PAN, PRI o MC. Fracasó por la resistencia de los propios aliados de Morena: el Partido Verde y el PT.
Ambos partidos se opusieron a reducir el financiamiento público, así como los tiempos oficiales en radio y televisión. Además, presionaron para modificar las reglas a fin de conservar el registro.
Sin ellos, Morena no tiene mayoría calificada. Y eso abre la puerta a los operadores internos de siempre: Ricardo Monreal, Adán Augusto y compañía. Los expertos en convertir las reformas en moneda de cambio.
EL DATO INCÓMODO
En los primeros seis meses de este año, el gobierno de Sheinbaum no gastó casi 37 mil millones de pesos en salud pública, los cuales estaban programados para ese periodo. Los principales afectados son la Secretaría de Salud, ISSSTE e IMSS-Bienestar.



