Horas después de que el canciller Marcelo Ebrard le pidiera conocer la reforma eléctrica y luego fijar posición, el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, sostuvo una reunión con líderes empresariales y del sector financiero en la que se destacó el aporte privado al rubro con energías limpias.
Hoy hablé con líderes del sector financiero sobre sus contribuciones a la economía y al comercio entre México y Estados Unidos, señaló.
“Muchas empresas de México y Estados Unidos están brindando energía limpia, asequible y confiable a México. Líderes del sector eléctrico me contaron de primera mano sobre su trabajo continuo para lograr este objetivo”, escribió en su cuenta de Twitter en un mensaje que acompañó con una foto con los líderes de la IP.
El diplomático mantuvo el miércoles una reunión con funcionarios mexicanos para hablar sobre la reforma energética, tras la cual manifestó algunas preocupaciones de Estados Unidos sobre el tema.
En respuesta, Ebrard dijo que durante esa reunión se acordó que “antes de que se fije una postura que no tenga la información del gobierno de México, es importante escuchar qué es y qué no es la reforma eléctrica”.
Dijo Salazar que “sostuve importantes reuniones con el Gobierno de México para hablar sobre la reforma energética. Quiero aprender más sobre el ímpetu de esta reforma constitucional. Expresé serias preocupaciones de Estados Unidos. Nos comprometimos a continuar el diálogo sobre este crítico asunto los próximos días”, concretó.
La reforma eléctrica de López Obrador causa controversia porque entrega un mínimo de 54 % de la generación eléctrica a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), empresa del Estado, y desaparece los reguladores autónomos de la energía.
También nacionaliza el litio y cambia el criterio del despacho de electricidad para priorizar siempre las plantas hidroeléctricas y de combustibles fósiles de la CFE sobre las eólicas y solares de privados.
A diferencia de iniciativas anteriores, el presidente ahora se ha mostrado abierto a cambios en el Congreso, donde su alianza de partidos perdió en los comicios intermedios de junio la mayoría calificada de dos tercios, necesaria para una reforma constitucional.
