El 13 ¡a marcha!

9, noviembre 2022

CATALINA NORIEGA

Para AMLO sólo existe el “pueblo bueno”. Quienes se resisten a la obediencia servil y acrítica son tachados de inmediato de “conservadores” y demás estúpidas etiquetas que coloca. Al enorme segmento poblacional en su contra, considera que puede convencerlo con sus argumentos de Perogrullo, aunque ha dilapidado cuatro años de mandato en una actividad cotidiana de campaña electorera, que se refuerza al paso del tiempo, en vista de que, las “conquistas” de su gobierno han sido nulas, como para convencer a alguien de sufragar, o volver a hacerlo, por Morena. 

En previsión del 2024 se mete de cuerpo entero a la Reforma electoral, paso indispensable para garantizarle unas elecciones a modo, en las que, como en los peores tiempos de la dictablanda, “lograría mayorías absolutas en todas las urnas”. 

La iniciativa que envió al Congreso es aberrante. Supone un tiro a la posibilidad de elegir. Sería el regreso a la institución que daba los triunfos a quienes la máxima jerarquía señalaba como candidatos y como ganadores. Perderíamos de un plumazo, el valor de depositar el sufragio a favor de quien me parezca el mejor. 

Sus incondicionales mayorías no lo entienden. Se van en la falsa premisa de que el INE es muy caro y los consejeros gozan de grandes sueldos. Se ignora la compleja estructura del enorme aparato que nos dio libertad y democracia. El tabasqueño, en pleno uso de una propaganda vil y facciosa, intenta atraer la voluntad popular con una especie de razones que son sinrazones. Podría preguntar si queremos pagar impuestos y todos diríamos que no, aunque sean indispensables para la sobrevivencia oficial. Si el INE cuesta es, reitero, porque su estructura requiere del gasto.

Llegó la hora de decir no a la barbaridad que nos implicaría un regreso a los pantanos del pasado. El próximo domingo habrá una marcha ciudadana para oponerse a la moción, que esperamos sea representativa de la voluntad de millones de personas. Hay que sumarse y demostrar que podemos unirnos frente a un autoritarismo que cierra las pinzas. 

Tan el INE es indispensable que, aunque puede mejorarse, consiguió procesos limpios, alternancia partidista y campañas en las que –hasta que llegó el emperador de palacio-, era poco el papel que jugaba la delincuencia organizada. 

Con AMLO han tenido una mayor intervención, en vista de la estrategia de los abrazos y su apapacho a los malosos. El constante golpeteo del tabasqueño contra la jerarquía electoral, empieza a tener efecto en las correrías de sus “corcholatas”, que se colocan en plan de precampaña, sin la anuencia ni el seguimiento del código electoral.

Es inconcebible lo que están gastando Claudia Sheinbaum -es la peor-, Adán Augusto López y Marcelo Ebrard. El caso de la jefa de gobierno de la CDMX, indigna. La señora se la pasa en campaña y, a lo largo y ancho de la República, tapiza de espectaculares, pinta de bardas, mantas y reuniones en lugares públicos –por los que se debe pagar-, auditorios, acarreados, tortas y demás gratificaciones para quienes tienen que ir a aplaudirle a alguien que ni siquiera conocen. 

Nadie sabe de dónde salen estos ríos de oro, aunque es seguro que no provienen de su cartera. Mientras AMLO se dedica a denostar al INE, las corcholatas aprovechan para saltarse las normas. Basta de estulticias: hay que fortalecer al INE y dejar en claro que no estamos dispuestos a que se arruine lo que tantos años nos costó tener. 

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