El concilio vaticano II

23, octubre 2022

FELIPE ARIZMENDI

Obispo Emérito de SCLC

MIRAR

El 11 de octubre de 1962, siendo San Juan XXIII el sumo pontífice, se inició este gran acontecimiento que marcaría la ruta de nuestra Iglesia en su renovación. Han pasado 60 años y muchos no lo conocen; en atención a ellos, haré una brevísima descripción.

Participaron unos cuatro mil obispos de todo el mundo, con la asesoría de sacerdotes especialistas en teología y pastoral. Se realizaron cuatro sesiones, pero cada sesión duraba entre uno y tres meses. El Concilio se concluyó el 8 de diciembre de 1965.

Se aprobaron 16 documentos: 4 constituciones, que son las más importantes, 9 decretos y 3 declaraciones. Las constituciones son: sobre la Iglesia (Lumen Gentium), sobre la divina revelación (Dei Verbum), sobre la sagrada liturgia (Sacrosanctum Concilium) y sobre la Iglesia en el mundo actual (Gaudium et spes). El primer documento que se aprobó fue el de la liturgia, el 4 de diciembre de 1963. Uno de los últimos, fue el de la Iglesia en el mundo actual, aprobado el 7 de diciembre de 1965.

Los nueve decretos del Concilio son: sobre el oficio pastoral de los obispos (Christus Dominus), sobre el ministerio y vida de los presbíteros (Presbyterorum Ordinis), sobre la formación sacerdotal (Optatam totius), sobre la adecuada renovación de la vida religiosa (Perfectae caritatis), sobre el apostolado de los seglares (Apostolicam actuositatem), sobre las Iglesias orientales católicas (Orientalium Ecclesiarum), sobre la actividad misionera de la Iglesia (Ad gentes), sobre el ecumenismo (Unitatis redintegratio) y sobre los medios de comunicación social (Inter mirifica).

Las tres declaraciones son: sobre la libertad religiosa (Dignitatis humanae), sobre la educación cristiana de la juventud (Gravissimum educationis) y sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas (Nostra aetate). Ponerles un título en latín era una práctica común en la Iglesia para los documentos oficiales, pues el latín sigue siendo la lengua oficial; sin embargo, el Papa Francisco ha puesto títulos no latinos a algunos de sus documentos, como Laudato si, Fratelli tutti, Querida Amazonia…

 Hasta la fecha, hay personas que no aceptan de corazón los caminos marcados por este Concilio. Tras la defensa del latín, que muchos no comprenden, se esconden resistencias a cambiar su mentalidad sobre la vivencia del Evangelio.

No aceptan que se insista en la dimensión social de la fe cristiana y quisieran que todo se redujera a un espiritualismo desencarnado, sin compromiso por la transformación de la sociedad. Por eso, no aceptan del todo a los Papa que nos hablan de esto, desde Juan XXIII hasta Francisco.

DISCERNIR

Transcribo sólo un párrafo de la Constitución sobre la Iglesia: “Cristo es la luz de los pueblos. Por ello, este sacrosanto Sínodo, reunido en el Espíritu Santo, desea ardientemente iluminar a todos los hombres, anunciando el Evangelio a toda criatura (cf Mc 16,15) con la claridad de Cristo, que resplandece sobre la faz de la Iglesia. Y porque la Iglesia es en Cristo como un sacramento, o sea signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano, ella se propone presentar a sus fieles y a todo el mundo con mayor precisión su naturaleza y su misión universal” (LG 1).

ACTUAR

Si quieres seguir el camino de Jesús, medita estos documentos, inspirados por el Espíritu Santo, ora con ellos y descubre qué senderos te propone la Iglesia para vivir con más profundidad la Palabra de Dios, y así colaborar a la vida plena de la humanidad.