El reguetón

16, diciembre 2022

En 1954 Elvis sacudió a la sociedad norteamericana por mover sus caderas; luego los Beatles conmocionaron con su cabello largo, los Rolling Stones se hicieron odiados por cantar que no lograban satisfacción y el hip hop fue ninguneado como expresión musical y ahora es una de las tendencias culturales más importantes.

También ha habido sensaciones tan efímeras como en su tiempo la Lambada u otros ritmos, y esto viene al caso por la reciente visita de Bad Bunny a la Ciudad de México, que generó expectativa y convocó aficionados sin precedentes en México. La realidad es que hoy por hoy es el músico más escuchado en Spotify, pero también ha generado reacciones de animadversión en ciertos sectores de la población; no sabemos si Benito Martínez, nombre real del Conejo Malo, sea trascendente, memorable o tenga un impacto de largo plazo en la música.

Se ha hablado mucho sobre sus letras, pero creo que poco podremos hablar los que cantábamos la Simpatía por el Diablo de Rolling Stones, por no decir las que no puedo citar de Molotov, que era y es todavía la auténtica música de protesta mexicana. Sin embargo, estas críticas o disgustos por el reguetón o Bad Bunny creo que son infundadas; la música no es el problema: el tema de fondo es que refleja y es la voz de muchos miembros de una generación que pasa miles de horas viendo selfies, que han dejado de disfrutar el sabor de los alimentos para únicamente fotografiarlos, además de ráfagas interminables de TikToks, lo que ha generado apatía, debilidad, hipersensibilidad, poca atención, que algunos huyan del compromiso y renuncien a sus sueños; todo es efímero, virtual, crudo e instantáneo.

La música es el alimento para el alma, el punto es ¿con qué estamos alimentando a la música y esta música cómo nos está alimentando? No podemos generalizar, hay verdaderas genialidades en el género como el caso de C Tangana y su disco El Madrileño, pero desafortunadamente no es la tendencia general.

Es un tema civilizacional; el reto para todos en el sector educativo es crear una mejor humanidad y pareciera que las redes sociales y muchos de los mensajes de la música no nos están ayudando. Pero como mi temor es escucharme como un Salieri, reasignado y sin gusto, seguiré escuchando en el auto a Arcángel, Bad Bunny y otros que pone mi hijo.

Twitter: @LuisH_Fernandez