El tren del trabajo

24, enero 2023

Flor Yáñez

Trabajar nos ocupa la mayor parte de nuestro día. De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en México se trabaja 2,137 horas anuales, 24% más que otros países de esa organización, cuyo promedio es de 1,730 horas. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), el 51.1% de la población trabaja de 40 a 48 horas semanales y el 27%, labora por encima del promedio, algunos hasta más de 56 horas. En ciudades grandes, una persona puede invertir de 432 a 480 horas al año en traslados en transporte público.

Ello implica que destinamos la mayor parte de nuestra vida a trabajar y con los frecuentes los accidentes en el metro de la CDMX, todo en conjunto, genera riesgos, problemas económicos, laborales y de salud. Aún cuando el trabajo quita tiempo, en exceso disminuye la calidad de vida, es una fuente de estrés y abusos, tenemos que hacerlo -hasta dos empleos últimamente- para ganar dinero y subsistir, porque la inflación persiste y los precios aumentaron nuevamente.

El trabajo “para toda la vida” comienza a desaparecer. Los cambios abruptos en el mercado laboral son inestables y cada vez, menos gratificantes; ahora es más difícil que un trabajo nos garantice seguridad y estabilidad largo plazo.

Como el trabajo se ha convertido en una actividad riesgosa de impredecible comportamiento, no es de sorprenderse que principalmente los jóvenes, salten de un trabajo a otro, como si fueran chapulines. El canciller alemán Otto von Bismarck creó en 1881 el primer sistema moderno de Seguridad Social para la vejez; era funcional, porque la gente no era longeva. Si a todo lo anterior le agregamos que cada vez muere menos gente, que se reproducen menos y que el promedio de vida se ha incrementado, el sistema de pensiones está en riesgo. Si se busca jubilarse, más vale comenzar a ahorrar.

Este 2023, si nos sentimos inconformes con nuestro trabajo, quizá es momento de emprender. Ser empresario significa que nuestro salario ya no depende del jefe, sino de nosotros mismos y que los esfuerzos, serán para uno mismo.

Trabajar por los propios sueños que para los de alguien más, brinda satisfacción. Es tiempo de cambiar paradigmas y abandonar la estación de tren laboral donde inviertes horas para llegar, haces lo que te piden, te regañan y regresas a casa agotado sólo para dormir y repetir lo mismo al día siguiente. Seamos valientes y cambiemos nuestra forma de trabajar.