Ellas hablan

13, marzo 2023

ANGÉLICA DE LA PEÑA

Ellas hablan, analizan, se inconforman; marchan, rompen vidrios; gritan consignas, pintarrajean lo que encuentran, corean los nombres de las mujeres que no están porque las mataron, cuelgan tendederos con los nombres de los violadores, hacen paro estudiantil.

Desde la Declaración de Seneca Falls de 1848, a los preceptos de la 3 de 3 contra la violencia hacia las mujeres han pasado 175 años. Entre este período histórico se ha reconocido el voto de las mujeres; han accedido a la educación y a la Universidad; pudieron ponerse pantalones, minifalda y bikini; se inventó la píldora anticonceptiva; el mundo fue sorprendido por el movimiento Me Too, y ya no se corre a las jóvenes en su familia ante un embarazo fuera del matrimonio. También las lesbianas pudieron salir del closet e informaron a sus progenitores que amaban a otra mujer.

Pero la emancipación de las mujeres ha sido muy desigual. Aún en los países más democráticos y progresistas, se sigue enfrentando obstáculos que solo pueden ser remontados cuando las mujeres se unen, hablan, reflexionan y pactan.

Este artículo retoma el nombre de la película “Ellas hablan” (Women Talking) de la directora Sarah Polley, basada en la novela de Miriam Toews. Es una magnífica película feminista, al verla recordarán el horror que ha sido considerar a las mujeres como objetos sexuales, sin importar incluso sean niñas. Las mujeres de esta comunidad menonita se reúnen para analizar cómo deben proceder ante las violaciones que han venido sufriendo al ser drogadas cuando dormían. Al despertar comprobaban la violación y se decía eran demonios que abusaban de su estado inconsciente, hasta que una de ellas despierta antes y ve la cara de su violador quien denuncia a los otros. Había que hablar del hecho a escondidas de los hombres que estaban en otro condado pagando la fianza de los violadores. Los hombres protegerían a los delincuentes y frente a esa situación era necesario decidir: se quedan y sumisas les perdonan; se quedan y exigen justicia, dan la pelea; o se van, con sus hijas e hijos pequeños.

Así ha sido la historia de las mujeres. Exigir a la autoridad masculina respuestas para que otras obtengan los derechos que todas merecen, y pase lo que pase, la estafeta la recibirán las que siguen, hasta lograr remontar la opresión.

Todos los procesos para cambiar la ley son resultado de los acuerdos de las mujeres. Foros, debates, parlamentos, eventos de todo tipo, presenciales, por chats, o virtuales. Cómo deconstruir los machismos; cómo exigir ser oídas; qué decidir para abolir la discriminación y dejar de ser esclavas sexuales y violentadas. Es necesario ser tomadas en cuenta en los hechos, no solo en los discursos, porque aún entre pares, los señores deciden solos.

Eliminar el patriarcado fundado en el androcentrismo requiere enfrentarlo en todos los espacios. La ONU ha dicho que la igualdad plena de las mujeres en el mundo todavía llevará 300 años más, lo que significa que tendremos que lidiar con los demonios que siempre quieren salirse con la suya.

No puedo dejar de mencionar que en “Ellas Hablan” las caras de los niños eran empáticas, como todos los niños del mundo, que juegan con las niñas quienes corren con plena libertad. Pero ellos reproducirán los comportamientos de los adultos cuando crezcan y las niñas serán abnegadas como sus madres. Urge romper estas estructuras sociales ya! y no esperar 300 años.

Defensora de derechos humanos