Energía, el gran cambio por venir

23, diciembre 2022

El pasado trece de diciembre la Secretaria de Energía de Estados Unidos, Jennifer Granholm, anunció que un grupo de científicos logró por primera vez producir una ignición a partir de la fusión nuclear. El hecho puede sonar sencillo, pero esta noticia que pasará desapercibida para muchos, representa uno de los acontecimientos más importantes del siglo XXI, por lo que reflexionar profundamente su significado es una labor que no podemos pasar de largo.

El hecho tiene implicaciones en tantos niveles que es difícil de comprender. A nivel científico, abre un nivel de preguntas y posibilidades de investigación que darán forma la física del siglo XXI; a nivel tecnológico las consecuencias son inimaginables y una de sus posibilidades implica tener una energía limpia, libre de emisiones, potencialmente ilimitada y barata, lo que podría causar el periodo de mayor crecimiento de la humanidad. Asimismo, el acceso a energía muy barata y prácticamente infinita, significará la capacidad de almacenar más datos y también la posibilidad de refrigerar estos centros a costos mínimos.

A nivel ambiental contar con estas cantidades de energía, sin usar combustibles fósiles, representará un gran paso para el combate al calentamiento global e incluso podrá solventar las necesidades de energía del mundo, en especial, de los países más pobres. A nivel geopolítico, Estados Unidos lograría mantener la hegemonía como potencia mundial energética, al controlar este mercado impactando directamente a Rusia, que perdería su carta de negociación con Europa a través del dominio del gas.

En cuanto a la economía, quien posea esta tecnología tendrá una ventaja tan grande como contar con energía a costos ínfimos, lo que también repercutirá en la industria automotriz que eventualmente detonará la producción de autos eléctricos. De consolidarse este proyecto y convertirse en accesible, el cual es el mayor desafío, la industria de la energía cambiará de manera radical. Los combustibles fósiles se podrían volver obsoletos, e incluso las plantas nucleares convencionales quedarán rebasadas; además de que los costos entre la fusión fría y el petróleo serán incomparables.

No hay certeza sobre cuánto habrá que esperar para que esta energía sea accesible, podría ser más de una década. El tema de fondo es, como diría Miranda en La Tempestad: en este bravo y nuevo mundo, cómo nos preparamos como país para esta nueva realidad. Por ejemplo, los árabes y los catarís migraron del negocio del petróleo al negocio del dinero, esto es, pasaron de ser extractores a financieros.

El futuro de esta tecnología implica grandes desafíos, retos, esperanzas y temores, pero lo más importante es sin duda, cómo este avance puede ser accesible para toda la población, incluyendo a los más desprotegidos, y no se convierta en un mecanismo de sumisión y control de países y personas. Ojalá que quienes encabecen este proyecto, lo encaucen no solo a grandes utilidades, sino a crear una mejor humanidad.

@LuisH_Fernandez