Especialistas de la UNAM advirtieron que hay una disponibilidad en el mercado mundial de 618 sustancias, de las cuales 87 se detectaron por primera vez, sin embargo, el número de nuevas drogas psicoactivas opioides se ha estabilizado, y el de análogos del fentanilo incluso ha disminuido ligeramente después de varios aumentos interanuales.
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Ante este panorama, el problema de las adicciones, por su complejidad, requiere de una política pública multifactorial y proactiva, indicó José Antonio Álvarez León, académico de la carrera de Derecho en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán.
En el marco del Día Internacional de la Lucha contra el uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, dijo que pocos países han enfocado el tema del combate a los estupefacientes desde la información y la educación; en América Latina hemos olvidado incorporar programas agresivos en el sistema educativo para alertar a los jóvenes acerca de las drogas, qué son, sus usos y cuáles son sus consecuencias.
Agregó que, aunque en los planes y programas de estudios cursan algunas materias relacionadas con la salud, los programas deben ser aún más incisivos, además de intensificar las campañas en los medios masivos de comunicación. “Si realmente nos interesan los jóvenes tendríamos que recordarles por las dos vías, la escuela y los medios, de manera permanente, el riesgo exponencial que conllevan la droga para su salud y su vida”, acotó.
Agregó que el Informe Mundial sobre las Drogas 2023, presentado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, se indica que la estigmatización y la discriminación pueden ser letales, ya que las privan de la ayuda e invisibilizan los desafíos hasta que es demasiado tarde.
De acuerdo con el documento, el número de individuos que se inyectaron drogas en 2021 se estimó en 13.2 millones a escala mundial, 18 por ciento más de lo calculado anteriormente. Más de 296 millones las consumieron, lo que supone un aumento de 23 por ciento con respecto a la década pasada. Y el número de quienes padecen trastornos por esas sustancias se disparó hasta 39.5 millones, lo que supone un incremento de 45 por ciento en 10 años.
El Informe destaca cómo las desigualdades sociales y económicas impulsan los desafíos que plantean las drogas; la devastación ambiental y los abusos contra los derechos humanos causados por las actividades económicas ilícitas relacionadas; y el creciente predominio de las drogas sintéticas.
La demanda de tratamientos para trastornos relacionados continúa en gran medida insatisfecha. En 2021, solo una de cada cinco personas los recibía, además de que las disparidades en el acceso entre regiones son cada vez mayores.
La población juvenil es la más vulnerable al consumo de estupefacientes y también la más afectada por los trastornos derivados de su consumo en varias regiones. En África, por ejemplo, 70 por ciento de las personas en tratamiento tienen menos de 35 años, se agrega el Informe.

Foto: Cuartoscuro.com 


