Iglesia y Paz social

1, octubre 2023

FELIPE ARIZMENDI ESQUIVEL
Obispo Emérito de SCLC

MIRAR

En la semana pasada, se llevó a cabo en la Universidad Iberoamericana de Puebla el Diálogo Nacional por la Paz, promovido por los obispos mexicanos, por la organización de religiosas y religiosos de México, en particular por los jesuitas. Su objetivo fue: Generar un espacio de diálogo plural e incluyente para articular iniciativas locales y construir una Agenda Nacional de Paz que atienda la realidad de inseguridad y violencia que impera en el país. Participaron muchas personas interesadas en hacer algo para que superemos esta etapa de violencia desbordada que vivimos.

Como afirman en su comunicado final, “estamos convencidos de que es posible construir la paz. La paz es un trabajo conjunto en distintos niveles y con todos los sectores sociales. Implica la suma de voluntades, la coordinación de esfuerzos y la generosidad de todos para vencer el miedo que nos afecta ante la indolencia y la ineficacia de las autoridades, que no se han ocupado de su principal tarea de procurar la unidad, la seguridad, la justicia y la paz del país. Nadie debe sentirse excluido”.

Los participantes, y nosotros con ellos, se comprometen a

“1. Construir la Red Nacional de Paz. 2. Participar del liderazgo y compromiso inclusivo. 3. Propiciar la articulación interinstitucional, creando mecanismos de diálogo y colaboración. 4. Impulsar la implementación de la Agenda Nacional de Paz en los diferentes sectores de la sociedad. 5. Presentar la Agenda Nacional de Paz a todos los candidatos y candidatas a un puesto de elección, sea municipal, estatal o federal. 6. Construir espacios digitales que nos permitan encontrarnos, vincularnos, compartir experiencias y sumar esfuerzos”.

DISCERNIR

El Papa Francisco nos ha dicho que no basta lamentar y criticar, sino que hay que ser creativos para revertir las situaciones negativas: “Delante de las grandes cuestiones sociales, económicas y políticas de hoy, muchos hablan, muchos hablan mal, muchos critican y dicen que todo va mal. Pero el cristiano no está llamado a esto, sino a ocuparse, a ensuciarse las manos: sobre todo, como nos ha dicho san Pablo, a rezar (cfr 1 Tm 2,1-4), y después a comprometerse no en chismorreos – el chismorreo es una peste – sino a promover el bien y a construir la paz y la justicia en la verdad.

También esto es celo apostólico, es anuncio del Evangelio, y esto es bienaventuranza cristiana: «bienaventurados los que trabajan por la paz» (Mt 5,9). (Catequesis 13-IX-2023).
ACTUAR

Los participantes en el Diálogo por la Paz nos convocan a:

“1. Ser parte de la Red. 2. Privilegiar el diálogo. 3. Erradicar la indiferencia y la violencia, adoptar los principios de cultura del cuidado, el respeto a la dignidad de cada ser humano y la ética del diálogo y la colaboración. 4. Apropiarse de la Agenda Nacional de Paz y promover acciones que permitan implementarla en las familias, escuelas, comunidades, instituciones, empresas, universidades y otros. 5. Buscar la vinculación que propicie esfuerzos sostenidos para construir la Paz. 6. Exigir a los gobiernos que cumplan con su función con eficacia y transparencia”.

Tú y yo, ¿qué podemos hacer para que haya paz? En tu casa, cuando haya conflictos entre esposos o entre los hijos, aprendamos a no ofender ni hacer algún daño a la otra parte, sino escucharnos, comprendernos, perdonarnos y querernos por encima de todo. En tu grupo o comunidad, respetémonos, escuchemos las razones del otro, comprendamos su punto de vista y mantengamos la unidad dentro de la pluralidad.