¿Quién es el iluso?

Cómo se atreve Juan Ferrer, titular del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), a llamar ilusos a quienes dudan que haya medicamentos, luego de Las fallas en los tres primeros años de Andrés Manuel López Obrador.

Sobrado, soltó ayer:

-Se dice que estamos iniciando un proceso para comprar medicamentos a partir de enero y vuelve a ser otra mentira que manejan los medios de comunicación porque la compra que ahora estamos licitando es del segundo semestre de 2022. Para los ilusos que piensan que no va haber medicamentos, hay que decirles que ya se hizo la adquisición de enero a julio.

Ferrer, como Mario Delgado, líder de Morena, y como muchos otros, repite lo que su jefe dice a diario.

Cuando menos deberían tener palabras -ya no discurso- propias.

“Mentira que manejan los medios de comunicación”.

Para el funcionario parecen no ser suficientes las denuncias, las quejas de, por ejemplo, los padres de familia de niños con cáncer, que han acusado una y otra vez la falta de medicamentos y químicos para que se lleven a cabo las quimioterapias.

Ciertamente reconoció que ha habido fallas en la distribución, pero ni así pudo evitar el ataque a los medios y a los periodistas, como si éstos fuesen los culpables o los responsables de sus errores y su ineficacia.

¿A quién se le ocurre romper los contratos con las farmacéuticas por, presuntamente, corrupción insultante sin tener lista una segunda opción con laboratorios -nacionales o extranjeros- y dejar sin medicinas a miles de enfermos?

Y la corrupción, como en muchos otros casos, ni siquiera ha sido probada.

El que acusa está obligado a probar, pero en Palacio Nacional no aplica.

¡Ah! pero cuando se trata de acusar al ‘hampa del periodismo´, se dice que la calumnia cuando no mancha tizna.

Estalla

Por cierto, Andrés Manuel volvió a las contradicciones ayer.

En Oaxaca, se dijo indignado por una investigación sin sustento de la revista Proceso y de Carmen Aristegui, en la que se asegura que sus hijos utilizan el programa Sembrando Vida para producir en sus tierras cacaco para su fábrica de chocolate.

Las tierras, además, señaló son herencia de su madre, Rocío.

Los llamó conservadores y lo acusó de no estar del lado del pueblo. Y hasta negó que sean sus simpatizantes.

Olvida cómo tanto la revista como la periodista lo ayudaron históricamente a avanzar en su lucha, en su obsesión por llegar a la Presidencia.

Y olvida también, como son consentidos de su gobierno.

Vámonos:

Ojalá que López Obrador no se equivoque de nuevo al minimizar la nueva cepa de Covid.

Ómicron aún está en estudio, cierto, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de su peligrosidad por la facilidad con que se contagia.

Por el bien de los mexicanos, y del mundo, que acierte, porque dos mil muertos diarios, como sucedió en diciembre y enero pasados, son una tragedia.

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