La independencia

15, septiembre 2022

EL AGUA DEL MOLINO

RAÚL CARRANCÁ Y RIVAS

La Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados acordó prolongar la presencia de las Fuerzas Armadas por 10 años más contados desde 2019, es decir, hasta marzo de 2029. Esto lo interpreto habida cuenta de la violencia creciente, persistente e incontrolable que hay en el país.

Y a propósito de la fiesta  cívica que se festeja esta noche la pregunta obligada es: ¿somos libres, somos independentes? En cierto sentido sí, pero en manos de la violencia y del narcotráfico.

Y digo literalmente “en manos” porque hay una malla cuyo tejido se extiende a autoridades que de una manera u otra son cómplices del narcotráfico criminal.

Abundan los servidores públicos o funcionarios que sin ser precisamente narcotraficantes lo ocultan o solapan y que en consecuencia participan de su presencia y crecimiento; por lo que destruir esa malla, infiltrada así en lo más profundo de la actividad política y gubernamental, es penosa labor que se lleva o se llevaría años. Y aunque se sancionara a los culpables ello no remediaría el daño causado.

¿Somos libres, somos independientes? Se podrá “gritar” lo que se quiera esta noche festejando el grito, con las modalidades que alteran su contenido histórico y original.

Pero si ponemos atención se distinguirá en el escenario un trasfondo lodoso y brumoso. Yo no propongo que nos abstengamos de festejar el evento o de renunciar a la ceremonia, pero en vez de dar el “grito” con las modalidades ya aludidas se podría gritar muy fuerte que todo el empeño gubernamental está dirigido a terminar con la violencia criminal que opaca a la ceremonia cívica, o sea, que somos capaces por mantener viva la flama de la libertad y de la independencia. Ya no queremos oír gritar frases y palabras que se refieren a lo hecho por el gritador en turno, o que desvían la atención del corazón del evento para simular la trágica realidad.

En suma, celebremos la fiesta con la conciencia despejada de alteraciones de la realidad; y a manera de una especie de oración patriótica, meditemos en la imperiosa necesidad de recobrar la libertad y la independencia que un día se nos dio para iniciar un lento proceso de autoidentificación.

El mejor homenaje a la libertad y a la independencia sería el compromiso claro, categórico, contundente, de limpiar nuestro camino de la basura del narcotráfico, reconociendo que el legado histórico de Hidalgo, Morelos y otros ilustres patriotas no se reduce a gritar propaganda de lo hecho sino a pactar con el pueblo un compromiso de ser libres e independientes de verdad. La violencia nos ata las manos y reduce, limita nuestra libertad natural.

¡Viva México! Sí, pero México libre de violencia, el que anhelamos y el que debe impulsar el Gobierno. No el México violento. 

PROFESSOR EMÉRITO DE LA UNAM

PREMIO UNIVERSIDAD NACIONAL

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