La política: ¿servicio, u otros intereses?

21, agosto 2022

Felipe Arizmendi 

Obispo Emérito de SCLC

MIRAR

El año próximo, en nuestro Estado (Provincia) de México, tendremos elecciones para elegir un nuevo gobernador. Del partido que se ostenta como la esperanza de México, pero que ha defraudado muchas de las expectativas que ofreció, se presentaron 67 candidatos… No creo que todos comulguen con esa ideología, pero ven en ese partido la única vía posible para triunfar. Lo mismo pasaba antes con el partido que ahora critican; su actitud de fondo no cambia. También de otros partidos ya se han apuntado candidatos, gastando enormes recursos para aparecer en anuncios espectaculares, en pintas de bardas y en otros eventos, adelantándose a los procesos de su propio partido. ¡Cuántos quieren gobernar! ¿Por qué lo hacen? ¿Se sienten muy capaces para resolver los enormes problemas que tenemos, sobre todo la inseguridad y la violencia? ¿Qué buscan? ¿Servir al pueblo, desgastar su vida por el bienestar integral de la comunidad? ¡Serían unos santos! ¿O lo que les mueve es obtener ventajas personales o de grupo?

Dentro de dos años, elegiremos nuevo presidente de la República. ¡Cómo están aflorando candidatos! ¿Gozamos acaso de muchos personajes generosos para dar la vida por su país? Algunos ya han ocupado puestos importantes y se imaginan tener la solución para la complicada situación nacional. Ojalá la conciencia popular madure y analice la personalidad de cada candidato, y no se deje embaucar por discursos, promesas y dádivas.

En nuestra Iglesia, no faltan sacerdotes que anhelarían ser obispos, u ocupar cargos importantes en la diócesis. ¡No saben lo que quieren! Entre nosotros, no debe ser la ambición de cargos lo que nos mueva, sino entregar la vida a Dios y a su Pueblo, pues para eso nos consagramos. Al respecto, atribuyen esta frase latina a San Juan Pablo II, cuando se trataba de nombrar nuevos obispos: “Volentibus, nolumus”. Es decir: a los que quieren ser, los rechazamos, no los queremos, no son los indicados para este ministerio. Yo nunca anduve moviendo hilos para ser obispo; menos cardenal. Se me pidió este servicio y he tratado de desempeñarlo con la espiritualidad de servir y dar la vida, para que otros tengan vida plena en Cristo.

DISCERNIR

El Papa Francisco dijo recientemente: “No son el poder, el éxito y el dinero, los que prevalecen, sino que prevalecen el servicio, la humildad y el amor. El verdadero poder es el servicio. Este es el camino al Cielo. El cielo está al alcance de la mano, si no cedemos al pecado, si alabamos a Dios con humildad y si servimos a los demás con generosidad”.

Hace casi nueve años, escribió en su exhortación Evangelii gaudium: “¡Pido a Dios que crezca el número de políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se oriente eficazmente a sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestro mundo! La política, tan denigrada, es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común. ¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres!”.

ACTUAR

Pidamos al Espíritu Santo que inspire a los candidatos a puestos públicos a aspirar a la santidad, a ganarse el cielo, desgastando sus energías y capacidades en el beneficio integral de la comunidad, y que los libere de las tentaciones de sólo anhelar poder, dinero, fama y otros placeres pasajeros. Y apoyemos programas de formación de políticos que eleven la política a la dignidad que se merece, ser una expresión de amor, de caridad social.