LUIS H. FERNÁNDEZ
Hay un proverbio chino que dice que ojalá te toquen ver tiempos interesantes y, sin duda, es lo que estamos encontrando, en esta ocasión se trata del proceso de reelección en Estados Unidos, en el que se juntan varias condiciones de las cuales no tenemos precedentes y menos en conjunto. En un momento en el que se están realineando todas las fuerzas de la geopolítica y existe una polarización interna, será definitorio el resultado de estas elecciones para el futuro del mundo.
Por un lado, tenemos un candidato con una base electoral amplísima, un liderazgo incuestionable, pero con la solidez ética de un flan en verano y bajo un proceso de acusación penal que le impediría ser candidato. Por otra parte, un presidente de más de 80 años al cual se le ha cuestionado su salud mental y con una popularidad realmente baja, con una vicepresidenta que al inicio parecía un gran activo político pero que en realidad no ha mostrado ni liderazgo, ni la capacidad de convocar o inspirar a los ciudadanos norteamericanos.
La otra parte de la ecuación es la ausencia visible de los liderazgos emergentes que den cuerpo a la elección. Sin embargo, la ecuación es todavía más compleja: una crisis social y de equidad demoledora, en la que conviven la opulencia y los homeless; zonas que antes eran prósperas y hoy están devastadas económica, moral y socialmente, así como la crisis del fentanilo, que muestra la debilidad institucional.
Estamos en un mundo convulso donde hay chispas de un declive de la dominancia norteamericana, como, por ejemplo, el abandono del patrón dólar en el comercio internacional de China, Brasil y Rusia; la disminución en caída libre de su presencia en América Latina, África y Asia, que se suma a la ya estructural pérdida de influencia europea, y la tensión con otros aliados naturales, como es el caso de México. Si a esto se añaden los liderazgos fuertes e indiscutibles de Putin y Xi Jinping, la pregunta obligada es ¿quién de los políticos actuales de Estados Unidos no se ve ridículamente pequeño frente a ellos?
La próxima elección en Estados Unidos será una prueba al modelo completo y es la factura a una sociedad que se volvió frívola, consumista, hedonista, cortoplacista, e hipersensible en algunos aspectos, pero mayoritaria y absolutamente indolente, que se puede volcar a debatir sobre una lata de cerveza sin voltear a ver a la gente en sus calles. La pregunta de fondo es ¿habrá un liderazgo con ética, capaz de generar una ruta de prosperidad y la capacidad para convocar e inspirar? La neta, no se ve a nadie.
@LuisH_Fernandez
