Más allá de lo formal

9, febrero 2023

PEDRO PEÑALOZA

Cada época no sólo tiene su propia tecnología y formas políticas, también tiene su propio estilo de hipocresía.
León Trotsky

Ahora, López Obrador ratificó su alergia, incluso física, a personas de otro pensamiento. Ni siquiera quiso tener cerca a los distintos, no importó que fueran representantes de los otros poderes de la Unión. Mandar mover los personificadores de los representantes del Poder Judicial y la Cámara de Diputados, en la mesa de honor de la ceremonia de conmemoración de la Constitución, fue el extremo de la soberbia y la torpeza.

Ya que era un acto republicano, procedía que los tres poderes presidieran el evento, encarnados en el titular del poder ejecutivo, la presidenta de la SCJN y los representantes de los Congresos. Este formato que parecía normal, AMLO lo convirtió en un acto de desprecio contra Norma Piña y Santiago Creel, por sus diferencias evidentes. La postal enviada fue clara: las fuerzas castrenses escoltando al presidente.

Este desplante del tabasqueño contrastó con su comportamiento en los años anteriores, cuando la ubicación de los representantes fue distinta, con lo que se evidenció una reacción hormonal ante la coyuntura actual. Claro, lo esencial de este ritual a la Constitución fueron los discursos expresados por Piña, Creel y el propio López Obrador; en los dos primeros se refrendó la necesidad del respeto a la autonomía entre los poderes y la necesidad del diálogo; por su parte, el inquilino de Palacio puso énfasis en el carácter “antineoliberal” de su gobierno.

Las diferencias son naturales en un ambiente de pluralidad, lo cual a nadie debería sorprender. Pero, eso es inaceptable para quienes enarbolan el pensamiento único. Por ello, los porristas de AMLO fustigaron posteriormente a Piña y Creel. Los fanáticos hubieran deseado un acto de zalamería y abyección al habitante de Palacio. ¿No qué eran distintos?

Un elemento que ilustró el enojo de los empleados del presidente, fue la acusación de que la ministra Piña “no había respetado el protocolo” al no ponerse de pie cuando arribó al evento el tabasqueño, aunque sí lo hizo cuando se le “reconoció su investidura”. En realidad, todo el ceremonial tenía olor a naftalina y la intención era quemarle incienso a López Obrador. Y no pudieron.

En fin, hagamos a un lado mezquindades y formalismos, lo trascendente son las posturas firmes y claras frente al intento de AMLO de tomar por asalto al INE y convertirlo en un legitimador del presunto triunfo de Morena en 2024. Este es el punto nodal, lo demás son exorcismos publicitarios, arena en los ojos y cinismo presidencial. Vienen duras batallas.

@pedro_peanloz