Neurobiología del amor: ¿Por qué sentimos ‘mariposas’ cuando nos enamoramos?

13, febrero 2024

Ana Laura García / Ovaciones

Foto: Omar Martínez Noyola/ Cuartoscuro.com

El amor ha sido un foco de atención desde el inicio de la humanidad, siendo un tema de inspiración de la poesía, música, literatura, etc. En los últimos años, los científicos han puesto su interés en su estudio. Con el avance de la tecnología, muchos de ellos, se enfocan en el del funcionamiento del cerebro, ante la respuesta de este sentimiento y ante una ruptura amorosa, definiéndose como la neurobiología del amor.

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Antes de enfocarnos en este tema, es necesario definir que los neurotransmisores son sustancias químicas usadas por las neuronas para comunicarse entre ellas y dependiendo de la sustancia es la respuesta de la otra neurona, así lo aseguró en una entrevista para Ovaciones, el Neurocirujano del Hospital Ángeles Metropolitano, Dr. Fernándo Lara Torres.

Cuando se inicia el emparejamiento y posteriormente el sentimiento de amor, aumentan dos neurotransmisores que son la oxitocina y la vasopresina. Siendo estos los encargados del amor para hacer una experiencia agradable.

 

 

La dopamina es un neurotransmisor que se encuentra íntimamente relacionado con la oxitocina y la vasopresina. En estudios se ha observado que una administración moderada de dopamina facilita el emparejamiento. El aumento de la dopamina en el emparejamiento y en el amor favorece a la vasopresina y esto va a provocar que sea una experiencia agradable. Gracias a la dopamina el amor se siente como una adicción y en ciertos momentos como una conducta adictiva.

 

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Serotonina es otro neurotransmisor involucrado en el amor. Se ha observado menor cantidad de la misma al inicio del emparejamiento y el amor, siendo la causante de algunas conductas obsesivas, ansiedad, estrés y pensamiento intrusivo. Los niveles bajos de serotonina al inicio están relacionados con los niveles altos de cortisol, que es conocida como la hormona del estrés, aumentando los síntomas de ansiedad y comportamientos obsesivos, etc., los cuales, deben ir disminuyendo con el tiempo. Algunas investigaciones que se han hecho al respecto, se habla de que a los 12 a 18 meses de inicio de una relación amorosa, se van a observar niveles normales de cortisol y serotonina.

En estudios de resonancia magnética se han observado que hay aumento de actividad cerebral en ciertas áreas del cerebro, sobre todo, donde hay un predominio de receptores de dopamina.

 

 

Pero qué sucede en el cerebro después de una ruptura amorosa. Primero hay un aumento del cortisol y una disminución de la serotonina, provocando un aumento de síntomas de ansiedad, tristeza.

Se observa que hay una disminución de los receptores de dopamina y por consiguiente la ruptura se convierte en una experiencia no agradable. Al hacer una resonancia magnética se ha observado una disminución de la actividad cerebral que estaban antes mayormente activas en el amor y un aumento en la zona frontal del cerebro, habiendo un menor control de impulsos, con lo que lleva a una inadecuada toma de decisiones, y por ejemplo, se da el mentir, el acoso hacia la expareja, consumo de sustancias como alcohol o drogas, altibajos emocionales, así como sentimientos de culpa.

 

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Llegamos a la conclusión que el amor no solo es una serie de sentimientos bonitos y sensaciones de mariposas en el estómago, sino una serie eventos de ciertas sustancias, como aumento de actividad cerebral, que van a provocar estas sensaciones satisfactorias.

Por el contrario, cuando hay una ruptura se presenta aumento de sustancias, disminución de actividad cerebral que provocan que no sintamos así posterior a una ruptura amorosa.