Otra vez… ¡Tamaulipas!

11, marzo 2023

CATALINA NORIEGA

Aunque no se quiera reconocer, habían recobrado un buen porcentaje de tranquilidad, en esa Tamaulipas tan convulsa desde hace años. El ex gobernador panista, García Cabeza de Vaca -y reitero que lo he criticado hasta el cansancio, sobre todo cuando fue presidente municipal de Reynosa-, logró construir una administración que tuvo buenos éxitos en varios renglones.

¿Que hubo corrupción y muchos de los vicios de todos los desgobiernos de esta república? Seguro, pero, cuando menos, tenían resultados positivos, muy palpables en el campo de la inseguridad.

La entidad estuvo siempre en manos del tricolor, que la dotó de unas joyitas que, un par de los más o menos recientes todavía están tras las rejas: Eugenio Hernández y Tomás Yarrington. A la mayoría de sus ejecutivos estatales se les ha ligado con el negocio de las drogas y hay anécdotas tan sorprendentes como el asesinato del doctor Torres Cantú, días antes de su toma de protesta. Se dijo que lo había mandado asesinar un cártel, por su negativa a llegar a acuerdos. Heredó el cargo su hermano, que no movió un dedo a favor de la pacificación,

Francisco Javier Cabeza de Vaca no pudo escapar a la etiqueta de sus homólogos, pero empezaron a pasar al olvido los enfrentamientos en plena calle en Reynosa -con el consabido número de muertos- y el temor de sus habitantes a salir.

Desde el inicio de su mandato, el militante blanquiazul le dejó muy en claro a AMLO, que las entidades son soberanas. Se confrontó públicamente con el emperadorzuelo, del que ya conocemos sus brutales reacciones: todo el peso del estado contra su “adversario”. En ese tiempo Enrique Alfaro, al frente de Jalisco, secundó al tamaulipeco y la asociación de gobernadores dieron todo su respaldo. Más se molestó el tabasqueño.

Empezó la persecución y el levantarle demanda tras demanda y proceso tras proceso. Se fueron contra toda su familia, su hermano -senador- su madre, su esposa y a todos se les hundió en esa ansiedad que provoca el saberse perseguido, nada menos que por quien detenta el poder de los poderes y peor aún en el caso de este dictadorzuelo.

Los gobernadores fueron dejando sus cargos, los que graciosamente cedieron -en su mayoría- a los morenacos, a cambio de embajadas y consulados-. Alfaro concilió con López, atemorizado por las amenazas y bajó por completo la guardia. Cabeza de Vaca se quedó solo, con sepetecientas órdenes de aprehensión, juicio político y demás serie de venganzas de la cosa nostra de palacio.

Acabó como pudo su régimen y he aquí que, al mes de haber dejado la silla, resultó exonerado de todas las demandas. Pocas veces habíamos visto una fabricación de delitos más patente.

Trágico el que los tamaulipecos votaran por morena: ya tienen lo que podía esperarse. El Ejército mató, como si tal cosa, a cinco jovencitos que regresaban de un antro y ni quien se acuerde ya de semejante drama. Luego vino el secuestro y homicidio de dos estadounidenses, uno más herido y una a salvo. Aquí sí respingaron los vecinos del norte.

AMLO insultó a los legisladores yanquis, que están que truenan por estos hechos y aparenta que no se van a permitir intromisiones. De carcajada. Lo grave es que, el actual mandamás del norte da muestras de su incompetencia -aparte de que se le acusa de sociedad con capos- y vendrán para ese estado los mismos periplos de otros tiempos. De nuevo, Tamaulipas a las primeras planas y no por buenas razones.

 

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