Pobreza de aprendizaje

14, septiembre 2022

CUCHILLITO DE PALO

Catalina Noriega

Los organismos internacionales alertan sobre uno de los problemas más graves de la actualidad: la pobreza de aprendizaje. Por ésta se entiende la incapacidad de un niño de 10 años para leer y comprender un texto sencillo. El porcentaje en América Latina se voló del 52 por ciento al 79, en este año de la pandemia. 

Habrá quien piense que no tiene importancia este retraso, que ha convertido a millones de niños en analfabetas funcionales (Aprendieron a leer y escribir, pero lo olvidaron). Este rezago influye en el Producto Interno Bruto de un país, condena a generaciones enteras a peores condiciones de vida y anula las posibilidades de desarrollo de una nación. 

México ocupa de los peores lugares, sin que se vea una intención seria, a cargo de las autoridades del ramo, por investigar lo sucedido en este periodo sin aulas y la forma para subsanarlo. 

La recién nombrada secretaria de Educación, Leticia Ramírez, hizo el peor de los ridículos en una entrevista, en la que le preguntaron sobre el plan de estudios para algún año de primaria y contestó que “no podía responder a eso”. El escándalo fue mayúsculo, proliferaron los “memes” y de ahí no pasó, como ocurre con la mayoría de los temas espinosos. Quedó patente su desconocimiento de una institución, a la que debería encabezar quien domine la materia. 

Pero, como al presidente le interesa un 90 por ciento de honradez y un 10 por ciento de conocimientos, al despacho que ocuparon hombres tan ilustres como Justo Sierra, llega una acémila. La personaja de Marras tiene fama de haber acompañado a AMLO desde el principio de sus correrías y después colaborar en esta administración, en un asunto clientelar, como lo es la atención a quienes  presentan quejas al ejecutivo. 

Saltó a la palestra la inconformidad de Elba Esther Gordillo, por el absurdo nombramiento. Descalificó a Leticia Ramírez -la que pertenece a la corriente contestataria del sindicato magisterial, la CNTE- por su ignorancia, a lo que ¡claro! la Ramírez contestó con cajas destempladas, llamándola corrupta. 

La única realidad es que la SEP jamás había estado en manos de un dechado igual de insapiencia y barbarie. Menospreciar de esta manera a los niños debería ser el peor de los estigmas para un presidente que hace alarde de que se preocupa por los de abajo. Si un pequeño no tiene acceso a conocimientos esenciales, qué le puede esperar en su futuro.

Habría que remover de inmediato a la señora Ramírez. Nadie merece el hoyo negro al que se expulsa a estas generaciones, por los viles caprichos, negligencia e irresponsabilidad del tlatoani. 

Se dirá que, aunque la mentada señora sea un desastre, hay todo un aparato capaz de salir al rescate. Que hay nuevos planes y que ya se pusieron en marcha, al inicio de este curso, en más de mil escuelas piloto. 

De lo que se conoce de estos cambios, los expertos han puesto el grito en el cielo. Se hunde a los alumnos en un circuito de adoctrinamiento ideológico, ajeno a lo que debe ser la impartición de la enseñanza. Este nuevo esquema estuvo en manos de Marx Arriaga, consentido palaciego, sin mérito ni diplomas como para rehacer programas escolares.

El derecho fundamental de la educación se esfuma en manos de una secretaria patética y un equipo dogmático y fanático. Es hora de que los padres de familia y el verdadero magisterio, rechacen tanta aberración y exijan se atienda las urgentes necesidades de los niños. 

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