Refleja mexicano violencia de género en su película

18, agosto 2022

 

SE LLAMA “ZAPATOS ROJOS” Y VA A VENECIA

Es una historia en la que retrata el dolor de México

Con una mirada personal, poética y sin ganas de “meter el dedo en la llaga”, Carlos Eichelmann Kaiser lleva al Festival Internacional de Cine de Venecia “Zapatos rojos”, una historia en la que retrata el dolor de México sumido en la violencia mientras reinterpreta la relación con su padre.

“Creo en el cine que atiende la herida, pero desde un lugar afirmativo. No soy muy fan del cine que mete el dedo a la llaga y la hace sangrar, ya sé que el país está mal, que yo estoy mal, que el mundo camina vertiginosamente a un lugar complicado. Pero, ¿dónde esta la apuesta por algo mejor?”, dice este miércoles el cineasta en entrevista con Efe.

Bajo esa premisa, Kaiser trabajó en su ópera prima narrando el trayecto de un padre campesino hacia la Ciudad de México en la búsqueda del cadáver de su hija, a quien no veía en décadas.

Y sin tratar de “ser ventajoso” en el retrato del tema, también se adentra a un universo personal al retratar su lugar de origen y reinterpretar su propia relación con su padre.

“Quería hacer una película que hablara de la relación con mi papá y filmamos en San Luis Potosí, en Wirikuta, esta zona que tiene un peso energético donde pasan cosas difíciles de explicar”, cuenta.

“Me gusta mucho honrar al linaje, entender que el lugar en el que nací es parte de esto”, añade.

El proyecto comenzó a escribirse en 2018, pasó por talleres en 2019 y se rodó en 2020 en medio de la primera ola de la pandemia en un ambiente de angustia y confusión por el desconocimiento sobre la covid-19, y en un afán de proteger a su protagonista, Eustacio Ascacio, un actor natural de más de 70 años.

“Fue especialmente duro por Tacho (Eustacio), estábamos totalmente en riesgo”, reconoce. “Mi miedo venía más de lo personal, yo hice un trato con Tacho y su familia, les dije que me lo llevaba de una pieza y lo regresaba de una pieza”.

No obstante, considera que dentro de lo malo, “le vino bien” al filme grabar en la pandemia, por el nivel de compromiso y concentración que se necesitó para lograrlo.

Carlos encontró a su protagonista mientras escribía el guion de la cinta, cuando en un grupo de resistencia civil al que pertenece enviaron un reportaje en el que aparecía el minero retirado (Eustacio) hablando de la situación del norteño estado de Coahuila, de donde es oriundo.