Los Diablos Rojos del México se sacudieron los fantasmas que les rondaban y ganaron el primer partido en una Gran Final de su historia. Lo lograron con una remontada incluida ante los Halcones de Xalapa que dominaron la primera mitad del Juego 1 de la Gran Final de la Liga Nacional de Baloncesto Profesional (LNBP), pero cayeron en picada a partir del tercer periodo para dejar vía libre a unos escarlatas que de la mano de un imponente Joshua Ibarra, pegaron primero.
Los capitalinos se impusieron por 89-80 sobre los veracruzanos con un seleccionado nacional Ibarra que aportó 18 puntos, cuatro rebotes, ninguna asistencia y siete rebotes (cuatro defensivos y tres en ataque) para marcar el primer triunfo en la historia de la franquicia en esta instancia por la máxima gloria del baloncesto nacional. Pero no estaban solos. La Pandilla Escarlata fue apoyada por un Gimnasio Olímpico Juan de la Barrera que desbordaba euforia.
La institución de los pingos ha sabido trasladar ese ambiente único que se vive en el Estadio Alfredo Harp Helú con el equipo de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB). En la duela también Rocco y Rocco con las diablitas para encender los ánimos. Y por las bocinas igualmente retumban Hey Song-Rock n roll part 2 de Gary Glitter y todo el repertorio de éxitos que identifica la nación escarlata como suyos.
El caos de la ciudad provocó que el inicio del partido contara con una enorme cantidad de asientos vacíos en el Juan de la Barrera. Será el nerviosismo de la primera vez, pero los escarlatas salieron sumamente erráticos a la duela, un temor que transpiraban y detectaron los Halcones para hacer cuanto daño pudieron. Un triple de Clevin Hannah inauguró el marcador en favor de Xalapa y fue un rally de 12 puntos sin respuesta hasta que Casalánguida pidió un tiempo fuera.
Josh Ibarra rompió el maleficio y anotó los primeros puntos para la Pandilla Escarlata, que poco a poco comenzó a carburar su maquinaria para recuperar lo perdido. Fueron nueve puntos de diferencia al final del primer cuarto, un daño razonablemente menor para lo mal que lucían los pingos en un inicio.
Los Diábolos se acercaban sigilosamente a los xalapeños, al tiempo que Casalánguida se percataba y hacía un sinfín de aspavientos y rabietas como muestra de la pasión con que dirige. Un triple de González con menos de cinco minutos por jugarse en la primera mitad, dio por primera vez la ventaja al México en el juego para encender unas ya de por sí enardecidas tribunas.
De la mano de Hannah, los emplumados mostraron su capacidad de respuesta y se fueron al descanso con marcador favorable de 42-40 ante unos chamucos que tenían hasta entonces a Josh Ibarra a su mejor hombre con aporte ofensivo y defensivo.
Ya en la segunda mitad, los pingos lucieron mucho más enchufados y con una sincronía por nota. Ibarra era un demonio en defensa y ataque, prueba de ello, una tapa que metió a Jovanovic que llevó de canasta a canasta él solo para traducirlo en puntos. Con menos de cinco minutos por jugarse en el tercer periodo, los Diablos hicieron que los Halcones se miraran en ese mismo espejo donde los escarlatas se habían visto al principio del juego con 12 puntos de desventaja.
El México continuó con su ráfaga anotadora y llegó a elevar a 14 la ventaja, aunque a partir de ahí, los emplumados reaccionaron paulatinamente. Al término del tercer cuarto, los Diablos Rojos tenían una ventaja de 10 puntos gracias a las 31 unidades anotadas que dieron vuelta a la pizarra por 71-61 y un último periodo para intentar mantenerla y llevarse el primero de la serie.
Ambas bancas vivían al límite este Juego 1 de la Gran Final, si no era Casalánguida, del otro lado Paco Olmos reclamaba cada decisión de los árbitros. Pero los Halcones fueron quienes salieron más perjudicados de estas disputas al perder la concentración y, con ello, gradualmente dejaron ir el partido. De poco sirvieron los 16 puntos de Seketoure Henry y los 13 de Gabriel Girón.
Ahora, ambas quintetas deberán dar vuelta a la página, pues esta viernes 29 de noviembre tendrán su revancha en el Juego 2 de esta serie por el título, en la que la escuadra capitalina busca convertirse en el primer club en coronarse en su temporada y primera franquicia de la CDMX en imponerse en esta liga que ha sido siempre para los foráneos.