Sequías y escasez de agua, no sólo son resultado del cambio climático

21, agosto 2022

PATRICIA RAMÍREZ

Foto: Cuartoscuro

La escasez de agua en algunas regiones del país, especialmente en el norte, en ciudades como Monterrey, es resultado no solo de fenómenos climatológicos, sino también es generado por la intervención humana, el crecimiento de las poblaciones, la gestión del recurso, exceso en el consumo del vital líquido y la escasa infraestructura hidráulica disponible.

En nuestro país históricamente se han registrado sequías porque son parte de la variabilidad del clima; hay años que llueve bien y otros no, aseguró el investigador del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM, Víctor Magaña Rueda.

Agregó que en México estamos inmersos en una crisis en la materia y mientras no comencemos a resolverla, se pensará que la falta del fluido para la agricultura, la industria y los hogares se debe solo al cambio climático.

Advirtió que algunas sequías han sido severas, pero la actual no lo es, excepto en determinadas zonas del norte; no obstante, ha tenido consecuencias importantes. “Lo que ocurre en sitios como Monterrey es parte de esa señal y muestra la vulnerabilidad de algunas regiones”, señaló Magaña Rueda.

Al respecto, el también doctor en Ciencias Atmosféricas por la Universidad de California, en Los Ángeles, aclaró que existen diferentes tipos de sequía: meteorológica, cuando no llueve lo que se espera; hidrológica, insuficiente agua en las presas; agrícola, escasea para el riego de cultivos; y socioeconómica, cuando el recurso es insuficiente para dotar a las poblaciones y la industria. Solo la primera es un proceso natural; en las otras está de por medio el manejo que se haga del recurso.

El científico precisó que se confunde la aridez con la sequía. La condición natural en el norte es ser un territorio árido y semi-árido: “no podemos caer en un enfoque naturalista del problema y decir que la naturaleza ‘nos está pasando la factura’ o que ‘no nos quiere’. Se debe reconocer que, por las condiciones climáticas, va a llover poco y con base en ello establecer cuánta agua puede distribuirse cada año”.

A su vez Fernando González Villarreal, exdirector general de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), advirtió que México ha llegado a un punto en el que el agua es un recurso escaso en diversas regiones; sin embargo, los problemas no se están resolviendo de forma eficiente.

La seguridad hídrica, añadió el investigador del Instituto de Ingeniería consiste en garantizar el abastecimiento de agua de buena calidad y suficiente para la población y las actividades económicas, así como contar con la necesaria para tener un medio ambiente sano y lograrlo en cualquier condición (sequía, inundación, calentamiento global, etcétera). Ese es hoy, “probablemente, el asunto más importante en el mundo”.

Apuntó que la variabilidad hidrológica de México es alta (entre temporadas de lluvias y de secas, entre años y entre regiones, como el norte y el sur, por ejemplo, y “eso, desde siempre, nos expone de forma natural”. Por ello, necesitamos contar con sistemas capaces de afrontar cualquier condición meteorológica, diseñados para suministrar agua en condiciones adecuadas todo el tiempo.

“Jugar a la suerte”

Agregó que el desabasto municipal en el norte de nuestra nación es multicausal, por ejemplo, la población de Monterrey casi se triplicó en 40 años. La demanda del recurso natural aumentó por ese motivo y por el crecimiento de la industria. A eso se suman las concesiones.

En el noreste normalmente se apuesta a que suceda un huracán que llene las presas, pero eso es “jugar a la suerte”, refiere el experto. “En otros años, cuando han estado a punto de quedarse sin agua, llueve y se recuperan, pero este año no ha sido así. Se debe reconocer cómo se ha manejado la información climática para hacer una buena o mala gestión del agua. Los resultados nos dicen que ha sido muy mala”, dijo.

Además, en 2022 se vive una condición de La Niña, asociada con sequías en el norte de la República mexicana y centro de Estados Unidos; no obstante, bajo esas condiciones se espera más actividad de huracanes en el Atlántico, el mar Caribe y el Golfo de México. “Ya deberían estar uno detrás de otro, pero hasta lo que llevamos de agosto, no ha sido así”. Estas situaciones abonan a la incertidumbre que tenemos y se constituyen en retos científicos.

De acuerdo con el universitario, “es un error para los estados del norte funcionar pensando que la lluvia que debe caer es la media; la mayor parte de los años son secos, con excepción de cuando llega un huracán. Hay que reconocer que hay poca agua”.