Un pueblo cansado de extorsiones 

17, diciembre 2023

FELIPE ARIZMENDI ESQUIVEL 

Obispo Emérito de SCLC

MIRAR

El reciente viernes 8 de diciembre, un grupo criminal, que dice ser de La Familia Michoacana y que siempre anda con armas de grueso calibre, citó a los campesinos de Texcapilla y de comunidades aledañas, muy cercanos a mi pueblo natal, del municipio de Texcaltitlán, para exigirles una elevada cantidad de dinero por sus siembras de haba, chícharo, avena, maíz y frijol. La gente les decía que no podían pagar esa nueva cuota, pues sus cosechas no les rinden lo suficiente. Ante la intransigencia del grupo criminal, los campesinos se armaron de valor, sin mayores armas que machetes, azadones, palos y alguna escopeta vieja, y arremetieron contra ellos, matando a todo el grupo, incluido su líder, alias el “Payaso”. Dicen que a éste lo terminó de abatir una mujer, con sólo un cuchillo en su mano. Por cierto, en forma circunstacial, yo había hablado con este líder, al igual que con el del grupo que domina mi pueblo, exhortándolos a un cambio de vida, pero para ellos les importa más el dinero que exigen a los campesinos, que otros valores de la fe cristiana, aunque se declaran católicos. Su dios es el dinero. Aquí no es tanto problema de venta y consumo de drogas, sino extorsión o cobro de piso a todo mundo que trabaja en algo.

Después de algunas horas, llegaron el ejército, la policía estatal y la guardia nacional para proteger el lugar, pero la gran mayoría del pueblo ha huido a otros lugares, pues temen represalias del grupo criminal. Se perdió la paz. El pueblo se sintió abandonado por las autoridades. Cansado de tanta extorsión, se sintió en la necesidad de tomar justicia por sus propias manos. No aprobamos esta reacción, pero a eso orillan las autoridades federales, al dejar indefensos a los pobres campesinos.

De diversas maneras, los obispos hemos acudido a las autoridades federales y estatales, para hacer de su conocimiento el crimen incontrolado de la extorsión, pues a todo mundo le cobran por lo que hace y trabaja. El pueblo se siente desprotegido. Las autoridades piden que la gente denuncie casos concretos, para que ellos puedan proceder legalmente, pero les hemos insistido en que nadie se atreve a denunciar estas extorsiones, porque se expone a perder la vida. El gobierno debería implementar, además de lo que hace en estos casos, un sistema de inteligencia investigadora, con modernos medios tecnológicos, para tener pruebas in fraganti de este crimen de la extorsión, porque esos grupos armados tienen sus halcones que les avisan cuando viene en camino el ejército, y les da tiempo de esconderse. Hay que cambiar la estrategia, aunque el gobierno federal no quiere cambiar su sistema, que se ha demostrado insuficiente y fallido.

DISCERNIR

El episcopado mexicano, el 16 de noviembre pasado, al terminar su asamblea, emitió un comunicado en que se dice: “Nuestras comunidades en México siguen padeciendo la inseguridad y la violencia que crecen de manera exponencial en muchas zonas de nuestro país. Y no se trata solo de estadísticas, sino de rostros y corazones de personas concretas que sufren las consecuencias de la violencia extrema, de la impunidad, de la desaparición de sus seres queridos, del cobro de piso, de la migración forzada y de las estrategias de seguridad fallidas… Debemos seguir buscando caminos operativos para construir una cultura de la paz”.

ACTUAR

Desde la familia, eduquémonos en el respeto a los derechos de los demás y, sobre todo, en el amor a Dios y a nuestros prójimos, pues en eso nos jugamos la paz, la vida presente y futura.