Vamos a contracorriente

6, noviembre 2022

FELIPE ARIZMENDI

Obispo Emérito de SCLC

MIRAR

Varios han festejado que las legislaturas locales de los 32 Estados de nuestro país ya han aprobado lo que erróneamente llaman “matrimonio igualitario”. No discriminamos ni ofendemos a quienes manifiestan esa tendencia, pero no se le puede llamar “matrimonio” a lo que contradice incluso el sentido de esta palabra, que tiene que ver en su origen con la maternidad, cosa que biológicamente no puede darse en este tipo de parejas. 

Los creyentes en Cristo vamos en sentido contrario a lo legislado por nuestros diputados, conforme a lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica sobre la homosexualidad: “Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (Cf. Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1 Co 6, 10; 1 Tm 1, 10), la Tradición ha declarado siempre que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados. Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso” (2357). Sin embargo, guiados por la actitud de Jesús, se nos indica con severidad: Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor  las    dificultades  que  pueden  encontrar  a  causa  de  su  condición” (2358).

Cada día son más los Estados que reconocen lo que llaman “derecho al aborto”. Aunque nuestros legisladores lo aprueben; aunque el Presidente de Estados Unidos lo promueva, en contradicción con su fe católica; aunque esto se aliente desde la ONU, nosotros siempre sostendremos que eso va en contra del quinto mandamiento de la Ley de Dios, que explícitamente ordena no matar.

Comprendemos a las mujeres que se sienten presionadas para abortar, y porque lamentamos que tomen esa decisión, debemos ver la forma de estar cerca de su situación para apoyarles en otro tipo de ayudas. Nos deben importar ambas vidas: de la madre y de la criatura en gestación, que es un verdadero ser humano, con todos sus derechos.

Nos preocupa que cada vez más jóvenes no quieran comprometerse de por vida en un matrimonio; nos preocupa que los recién casados no quieran tener hijos, para seguir disfrutando de todo, sin el “estorbo” de unos hijos; nos preocupa que parejas bien constituidas, incluso sacramentalmente, se separen a las menores dificultades; nos preocupa la liberalidad en el uso de la sexualidad desde temprana edad, sin estar preparados física, psicológica y moralmente. Desde nuestra fe, recordaremos siempre el sexto y noveno mandamientos de la Ley de Dios, que nos enseña respetar la sexualidad y el matrimonio. 

DISCERNIR

El Papa Francisco, en su Exhortación Gaudete et Exultate, afirma: “Jesús mismo remarca que este camino va a contracorriente hasta el punto de convertirnos en seres que cuestionan a la sociedad con su vida, personas que molestan. Si no queremos sumergirnos en una oscura mediocridad, no pretendamos una vida cómoda, porque «quien quiera salvar su vida la perderá»”.

ACTUAR

¿Tu forma de pensar y de vivir trata de discernir la vida actual a la luz de Jesucristo? Si quieres ser fiel a tu fe católica, analiza lo que se hace y se difunde, para ver si está de acuerdo con lo que Dios nos enseña, y decide tu camino de vida.

Prepárate a las críticas e incomprensiones por la verdad del Evangelio.