¿Vamos bien o vamos mal?

11, septiembre 2022

Felipe Arizmendi Esquivel

Obispo Emérito de SCLC

MIRAR

En mi reciente estancia en Roma, con motivo del encuentro a que nos convocó el Papa Francisco a todos los cardenales del mundo, un cardenal sudamericano y el secretario de un dicasterio de la Curia Romana. me preguntaron: ¿Qué le pasa a tu país? ¿Por qué están viviendo tanta violencia, inseguridad, asesinatos, narcotráfico, etc.? Esta misma es la constatación que muchas personas tienen sobre nuestro país, dentro y fuera.

En contraste, nuestro primer mandatario dice que vamos muy bien; que lo que está haciendo su gobierno es lo mejor para el país y que espera que continúe su programa político y social. ¿Cuál es la sensación que predomina en la mayoría? Aunque regalen dinero cada mes a muchas personas, sobre todo a mayores de edad, prevalece la sensación de que, sobre todo en materia de seguridad, no vamos por buen camino.

El Presidente del país dice que ya no hay impunidad; sin embargo, muchos siguen migrando hacia los Estados Unidos, no por falta de trabajo aquí, sino para huir de la inseguridad. En los pueblos de mi región, repito lo que he expresado ya en otras ocasiones, los grupos armados de extorsionadores hacen lo que quieren.

Explotan incluso a los pobres, a quien tiene un taxi, a quienes venden huevo, tortillas, maíz, cigarros, etc., obligándoles a que les paguen una cuota mensual.

También los pobres se sienten indefensos. Si alguien quiere vivir con cierta tranquilidad y que lo dejen trabajar en un negocio honrado, tiene que pagar la cuota que ellos imponen, y ellos se pasean por nuestros pueblos libremente, con total impunidad.

Nadie se atreve a hacer una denuncia formal, porque corre peligro de que lo maten. Si el Ejército, la Guardia Nacional, o las policías hacen sus rondines por el lugar, los extorsionadores tienen sus halcones que con tiempo les avisan para que se escondan; pasa el gobierno, y pareciera que todo es paz y tranquilidad.

¡Dice el Presidente que ya no hay impunidad! Que venga a vivir con nuestro pueblo, y comprobará que es el pan de cada día.

Se dice que la paz es fruto de la justicia, y esto es totalmente cierto, pues así lo dice la Biblia. Pero con unas expresiones viscerales de las conferencias mañaneras se intenta destruir la buena fama de quienes no siguen los deseos y pretensiones de quien gobierna.

¡Eso es una injusticia! Por otra parte, si es verdad que han disminuido las cifras oficiales de diversos crímenes, y eso habría que celebrarlo, ese dato del Presidente resulta contrastante con la cifra mensual de homicidios, desapariciones, feminicidios, violaciones a los derechos humanos, laborales, empresariales y ambientales, y todo eso es una injusticia.

DISCERNIR

El Papa Francisco dijo el domingo pasado: “En los momentos de crisis personal y social, cuando estamos más expuestos a sentimientos de rabia o tenemos miedo por algo que amenaza nuestro futuro, nos volvemos más vulnerables; y, así, dejándonos llevar por las emociones, nos ponemos en las manos de quien con destreza y astucia sabe manejar esa situación, aprovechando los miedos de la sociedad y prometiéndonos ser el “salvador” que resolverá los problemas, mientras en realidad lo que quiere es que aumenten su aceptación y su poder, su imagen y su capacidad de tener las cosas bajo control”.

ACTUAR

Que las cosas vayan mejor, no depende sólo de los gobernantes; cada quien hemos de hacer cuanto podamos por nuestra familia, por nuestra comunidad, por nuestra Iglesia. Cada quien, desde su hogar, puede promover la paz, la justicia, la verdad, la fraternidad.